martes, 28 de agosto de 2012

AMADO COUTO Juiz de Fora, Brasil, 1948-París, 1989 [Roberto Bolaño]

13:29

 AMADO COUTO

Juiz de Fora, Brasil, 1948-París, 1989

Couto escribió un libro de cuentos que ninguna editorial aceptó. El libro se perdió. Luego entró a trabajar en los Escuadrones de la Muerte y secuestró y ayudó a torturar y vio cómo mataban a algunos pero él seguía pensando en la literatura y más precisamente en lo que necesitaba la literatura brasileña. Vanguardia, necesitaba, letras experimentales, dinamita, pero no como los hermanos Campos que le parecían aburridos, un par de profesorazos desnatados, ni como Osman Lins que le parecía francamente ilegible (¿entonces por qué publicaban a Osman Lins y no sus cuentos?), sino algo moderno pero más bien tirando para su parcela, algo policíaco (pero brasileño, no norteamericano), un continuador de Rubem Fonseca, para entendernos. Ése escribía bien aunque decían que era un hijo de puta, a él no le constaba. Un día pensó, mientras esperaba con el coche en un descampado, que no sería mala idea secuestrar y hacerle algo a Fonseca. Se lo dijo a sus jefes y éstos lo escucharon. Pero la idea no se llevó a cabo. Meter a Fonseca en el corazón de una verdadera novela nubló e iluminó los sueños de Couto. Los jefes tenían jefes y en alguna parte de la cadena el nombre de Fonseca se evaporaba, dejaba de existir, pero en su cadena privada el nombre de Fonseca cada vez era mayor, más prestigioso, más abierto y receptivo a su entrada, como si la palabra Fonseca fuera una herida y la palabra Couto un arma. Así que leyó a Fonseca, leyó la herida hasta que ésta empezó como a supurar, y luego cayó enfermo y sus compañeros lo llevaron a un hospital y dicen que deliró: vio la gran novela policíaco-brasileña en un pabellón de hepatología, la vio con detalles, con trama, nudo y desenlace y le pareció que estaba en el desierto de Egipto y que se acercaba como una ola (él era una ola) a las pirámides en construcción. Escribió, pues, la novela y la publicó. La novela se llamaba Nada que decir y era una novela policíaca. El héroe se llamaba Paulinho y a veces era el chófer de unos señores y otras veces era un detective y otras un esqueleto que fumaba en un pasillo escuchando gritos lejanos, un esqueleto que entraba a todas las casas (a todas no, sólo a las casas de la clase media o de los pobres de solemnidad) pero que nunca se acercaba demasiado a las personas. Publicó la novela en la colección Pistola Negra, que editaba policíacos norteamericanos, franceses y brasileños, más brasileños últimamente porque escaseaba el dinero para pagar royalties. Y sus compañeros leyeron la novela y casi ninguno la entendió. Para entonces ya no salían en coche juntos ni secuestraban ni torturaban aunque alguno todavía mataba. Tengo que despegarme de esta gente y ser escritor, escribió en alguna parte Couto. Pero era trabajoso. Una vez intentó ver a Fonseca. Según Couto, se miraron. Qué viejo está, pensó, ya no es Mandrake ni es nadie, pero se hubiera cambiado por él aunque fuera sólo una semana. También pensó que la mirada de Fonseca era más dura que la suya. Yo vivo entre pirañas, escribió, pero don Rubem Fonseca vive en una pecera de tiburones metafísicos. Le escribió una carta. No recibió contestación. Así que escribió otra novela, La Última Palabra, que le publicó Pistola Negra y que ponía en escena otra vez a Paulinho y que en el fondo era como si Couto se desnudara delante de Fonseca sin ningún pudor, como si le dijera aquí estoy yo, solo, cargando con mis pirañas mientras mis compañeros recorren las calles céntricas, de madrugada, como los hombres del saco llevándose niños, el misterio de la escritura. Y aunque probablemente supo que Fonseca jamás leería sus novelas, siguió escribiendo. En La Última Palabra aparecían más esqueletos. Paulinho ya casi todo el día era un esqueleto. Sus clientes eran esqueletos. La gente con la que Paulinho conversaba, follaba, comía (aunque por regla comía solo), también eran esqueletos. Y en la tercera novela, La Mudita, las principales ciudades del Brasil eran como esqueletos enormes, y también los pueblos eran como esqueletos pequeños, esqueletos infantiles, y a veces hasta las palabras se habían metamorfoseado en huesos. Y ya no escribió más. Alguien le dijo que sus compañeros de la recogida estaban desapareciendo, le entró miedo, es decir le entró más miedo al cuerpo. Intentó volver tras sus pasos, encontrar caras conocidas, pero todo había cambiado mientras él escribía. Algunos desconocidos empezaban a hablar de sus novelas. Uno de ellos podría haber sido Fonseca, pero no era. Lo tuve en mis manos, anotó en su diario antes de desaparecer como un sueño. Después se fue a París y allí se ahorcó en un cuarto del hotel La Gréce.

jueves, 23 de agosto de 2012

Mañana: LA GUILLOTINA MUESTRA EDITORIAL EN ARICA:DE 9:00 A 12:00 EN LA UTA

13:36
Dibujoguillo.jpg
LA GUILLOTINA
MUESTRA EDITORIAL

LUGAR DE REUNIÓN - HALL DE LA UNIVERSIDAD DE TARAPACÁ CAMPUS SAUCACHE.


ENTRADA LIBERADA
PRECIOS  EN OFERTA / VARIEDAD DE TÍTULOS


DÍA: VIERNES 24 DE AGOSTO.
HORA: DE 9:00 AM A 12:00


PROGRAMA DE LA ACTIVIDAD

10:00 AM: PRESENTACIÓN DE  PINK CIGARETTE
 (COLECCIÓN  TRADUCCIONES)
 A CARGO DE CINOSARGO EDICIONES.

10:30 AM: LECTURA DE POESÍA Y NARRATIVA.

11:00 AM: PRESENTACIÓN DEL CATÁLOGO DE LA LIGA DE LA JUSTICIA EDICIONES.

11:30 AM: MICRÓFONO ABIERTO PARA LA LECTURA DE TEXTOS.




lunes, 20 de agosto de 2012

domingo, 19 de agosto de 2012

IRMA CARRASCO: Puebla, México, 1910-México D. F., 1966 [Roberto Bolaño]

22:22

bolac3b1o3.jpg


IRMA CARRASCO

Puebla, México, 1910-México D. F., 1966

Poetisa mexicana de tendencia mística y de expresión desgarrada. A los veinte años publicó su primera colección de versos, La voz por ti marchita, en donde se aprecia una lectura voluntariosa, en ocasiones fanática, de Sor Juana Inés de la Cruz.
De abuelos y padres porfiristas, su hermano mayor, sacerdote, abraza el ideal cristero y muere fusilado en 1928. En 1933 aparece El Destino de las Mujeres, en donde se confiesa enamorada de Dios, de la Vida y de un nuevo amanecer mexicano que indistintamente llama resurrección, despertar, soñar, enamorarse, perdonar y casarse.
De carácter abierto, frecuenta tanto los salones de la buena sociedad mexicana como los cenáculos del nuevo arte en donde su simpatía y franqueza conquistan de inmediato a los pintores y escritores revolucionarios quienes la admiten encantados pese a conocer de sobra sus ideas conservadoras.
En 1934 publica La Paradoja de la Nube, quince sonetos gongorinos, y Retablo de Volcanes, poemas íntimos y de alguna forma precursores de un feminismo católico y avant la lettre. Su capacidad creativa es desbordante. Su optimismo, contagioso. Su personalidad es exquisita. Su aspecto físico transmite belleza y serenidad.
En 1935 se casa, tras un noviazgo de cinco meses demasiado corto para la época, con Gabino Barreda, arquitecto natural de Hermosillo, Sonora, estalinista semiclandestino y público donjuán. La luna de miel transcurre en el desierto de Sonora, cuyas soledades inspiran por igual a Irma Carrasco que a Barreda.
Al regreso se instalan en una casa colonial de Coyoacán que Barreda transforma en la primera casa colonial con paredes de acero y cristal. Exteriormente conforman una pareja envidiable: ambos son jóvenes y no les falta el dinero, Barreda es el prototipo del arquitecto brillante, idealista, con grandes proyectos para las nuevas ciudades del continente; Irma es el prototipo de la mujer hermosa, segura de su casta, orgullosa pero inteligente y serena, el timón necesario para llevar a buen puerto un matrimonio de artistas.
La vida real, no obstante, es diferente y para Irma no está exenta de desengaños. Barreda la engaña con vicetiples de tres al cuarto. Barreda no se anda con contemplaciones y la golpea casi a diario. Barreda la suele despreciar públicamente, a ella y a su familia, a quienes trata de «cristeros jijos de la chingada» o «carne podrida de paredón», delante de amigos y desconocidos. La vida real, en ocasiones, se parece demasiado a una pesadilla.
En 1937 viajan a España. Barreda va a salvar la República. Irma va a salvar su matrimonio. En Madrid, mientras la aviación franquista bombardea la ciudad, Irma recibe, en la habitación 304 del Hotel Splendor, la paliza más brutal de su vida.
Al día siguiente, sin decirle nada a su marido abandona la capital de España con destino a París. Una semana después Barreda sale en su busca, pero Irma ya no está en París: se ha pasado a la zona nacional y vive en Burgos en donde obtiene la ayuda de la madre superiora del convento de las Carmelitas Descalzas, lejanamente emparentada con su familia.
Durante el resto de la guerra su vida es leyenda. Se dice que hizo de enfermera en puestos de socorro de primera línea, que representó como autora y actriz retablos morales para los soldados, que conoció e hizo amistad con los poetas católicos colombianos Ignacio Zubieta y Jesús Fernández-Gómez, que el general Muñoz Grandes la vio y se puso a llorar porque supo de inmediato que jamás sería suya, que los jóvenes poetas falangistas la conocían por el cariñoso apodo de Guadalupe o el ángel de las trincheras.
En 1939 publica en Salamanca El Triunfo de la Virtud o el Triunfo de Dios, plaquette de cinco poemas en donde celebra en finos hemistiquios la victoria franquista. En 1940, instalada en Madrid, aparece otro libro de poesía, El Regalo de España y una obra de teatro que no tardará en ser representada con éxito y más tarde llevada al cine: La Noche Serena de Burgos, pieza que hurga en las felices vicisitudes de una novicia a punto de tomar los hábitos. En 1941 recorre Europa en una triunfal gira de promoción de artistas españoles contratados por el Ministerio de Cultura alemán. Visita Roma y Grecia, Rumania (en donde frecuentará la casa del general Entrescu y conocerá a su novia, la poetisa argentina Daniela de Montecristo por la que sentirá una aversión instantánea: todas las evidencias me llevan a concluir que esta mujer es una p..., escribirá en su Diario) y Hungría, navega en barca por el Rin y por el Danubio, renace y vuelve a brillar en todo su esplendor un talento oscurecido por la falta de estímulos y por la falta o el exceso de amor. Este renacer trae consigo los gérmenes de una nueva y apasionada ocupación: la del periodismo. Escribe artículos, semblanzas de personajes políticos o militares, describe con detalles vividos y pintorescos las ciudades que visita, se ocupa de la moda de París y de los problemas e intereses de la curia vaticana. Sus crónicas se publican en revistas y periódicos de México, Argentina, Bolivia y Paraguay.
En 1942 México declara la guerra a las potencias del Eje y aunque a Irma Carrasco la medida le parece, literalmente, una patochada o en el mejor de los casos una broma ridicula, ante todo es mexicana y decide volver a España y esperar el desarrollo de los acontecimientos.
En abril de 1946, un día después del estreno de su pieza dramática La luna en sus ojos en el madrileño teatro Principal, con un discreto éxito de crítica y de público, llaman a la puerta de su sencillo pero confortable piso de Lavapiés y aparece en escena, otra vez, Barreda.
El arquitecto, que ahora vive en Nueva York, ha venido a rehacer su matrimonio. Pide perdón de rodillas, promete y jura todo aquello que Irma Carrasco desea escuchar. Los rescoldos del primer amor vuelven a arder. El corazón sensible de la mexicana hace el resto.
Vuelven a América. Barreda, en efecto, ha cambiado. Durante la travesía se desvive en atenciones y muestras de afecto. El barco que los ha traído de Europa llega a Nueva York. El departamento que tiene Barreda en la Tercera Avenida está preparado expresamente para recibir a Irma. Durante tres meses viven una nueva luna de miel. En Nueva York, Irma experimenta instantes de gran felicidad. Deciden tener hijos lo antes posible pero Irma no queda embarazada.
En 1947 el matrimonio regresa a México. Barreda reinicia el trato diario con sus antiguas amistades. Éstas o el aire de México lo transforman nuevamente en el temido Barreda de antes de la reconciliación: su carácter se ofusca, vuelve a la bebida y a las vicetiples, ya no escucha a su mujer, no le habla, pronto llegan los primeros maltratos de palabra y una noche, tras defender Irma delante de unos amigos la honradez y los logros del régimen franquista, Barreda vuelve a golpearla.
Al primer brote de violencia matrimonial le siguen, en tromba, nuevos y casi diarios maltratos. Pero Irma está escribiendo y eso la salva. Palizas, insultos, todo tipo de vejaciones soporta sin abandonar la pluma, recluida en una habitación de su casa de Coyoacán mientras Barreda se entrega al alcohol y a las discusiones interminables en el seno del Partido Comunista Mexicano. En 1948 termina una obra de teatro, Juan Diego, pieza extraña y sutil en donde dos actores dan vida al indio guadalupano y a su ángel de la guarda en su paso por el Purgatorio, una travesía que al parecer es eterna porque el Purgatorio, parece querer decirnos la autora, es eterno. Después del estreno Salvador Novo felicita a Irma en los camerinos, le besa la mano, se dicen mutuamente zalamerías; Barreda, mientras conversa o finge conversar con algunos amigos, no le quita la vista de encima. Cada vez parece más nervioso. La figura de Irma adquiere a sus ojos proporciones gigantescas. Suda en abundancia, tartamudea. Hasta que definitivamente pierde el control de la situación: se aproxima a empellones, insulta a Novo y abofetea repetidas veces a Irma ante la consternación de los presentes que tardan más de lo debido en separarlos.
Tres días más tarde, Barreda es detenido junto con la mitad del comité central del Partido. Irma, una vez más, está libre.
Pero no abandona a Barreda. Lo visita, le lleva libros de arquitectura y novelas policíacas, se preocupa de que se alimente bien, mantiene charlas interminables con su abogado, se hace cargo de sus negocios pendientes. En Lecumberri, en donde permanece seis meses, Barreda riñe con sus compañeros quienes tienen ocasión de comprobar personalmente lo insoportable que puede llegar a ser semejante carácter en un espacio reducido. Se salva por poco de ser ajusticiado por sus propios correligionarios. Al salir abandona el Partido, abjura públicamente de su militancia y se marcha con Irma a Nueva York. Todo hace presagiar que iniciarán, una vez más, una nueva vida. Lejos de México Irma confía en que su matrimonio recobre la felicidad, la armonía. No es así: Barreda está resentido y es Irma quien paga los platos rotos. La vida en Nueva York, en donde tan felices habían sido, se convierte en un infierno hasta que una mañana Irma decide dejarlo todo, toma el primer autobús y al cabo de tres días está de vuelta en México.
No volverán a verse hasta 1952. Para entonces Irma ha estrenado otras dos obras de teatro, Carlota, emperatriz de México y El Milagro de Peralvillo, ambas de carácter religioso. Y ha aparecido su primera novela, La Colina de los Zopilotes, recreación de los últimos días de vida de su único hermano, que provoca opiniones encontradas en la crítica mexicana. Según algunos, Irma propone sin más la vuelta al México de 1899 como única forma de salvar un país al borde del desastre. Según otros, se trata de una novela apocalíptica en donde se atisban los desastres futuros de la nación que nadie podrá impedir o conjurar. La colina de los zopilotes que da título a la novela, y que es el lugar en donde muere fusilado su hermano, el padre Joaquín María, cuyas reflexiones y recuerdos constituyen el grueso de la obra, representa la geografía futura de México, yerma, desolada, escenario perfecto para nuevos crímenes. El jefe del pelotón de fusilamiento, el capitán Álvarez, representa al PRI, el partido gobernante y timonel del desastre. Los soldados del pelotón son el pueblo mexicano engañado, descristianizado, que asiste impertérrito a su propio funeral. El periodista de un rotativo del D. E representa a los intelectuales mexicanos, vacíos y ateos, interesados únicamente en el dinero. El viejo cura disfrazado de campesino que observa el fusilamiento a la distancia ejemplifica la actitud de la madre Iglesia, cansada y atemorizada ante la violencia de los hombres. El viajante de comercio griego, Yorgos Karantonis, que se informa en el pueblo del fusilamiento y sube a la colina por curiosidad, sólo por matar el tiempo, encarna la esperanza: Karantonis cae de rodillas llorando en el momento en que el padre Joaquín María es acribillado. Y finalmente los niños que al otro lado de la colina, de espaldas al fusilamiento, juegan a tirarse piedras, representan el futuro de México, la guerra civil y la ignorancia.
El único sistema político en el que creo a ojos cerrados, dice en una entrevista a la revista femenina Labores de Casa, es el teocrático, aunque el generalísimo Franco tampoco lo está haciendo tan mal.
El mundo literario mexicano, casi sin excepción, le gira la espalda.
En 1953, reconciliada con Barreda que se ha convertido en un arquitecto de renombre, viajan por Oriente: Hawai, Japón, Filipinas, la India servirán de inspiración para sus nuevos poemas, La Virgen de Asia, sonetos acerados que hurgan en la herida del mundo moderno. La propuesta de Irma, esta vez, es volver a la España del siglo xvi.
En 1955 es hospitalizada con varias fracturas y contusiones múltiples.
Barreda, que ahora se confiesa libertario, llega a la cúspide de su fama: es un arquitecto reconocido internacionalmente y en su taller se acumulan los proyectos que le solicitan de todas partes del mundo. Irma, por el contrario, abandona la creación de piezas dramáticas y se dedica a su casa, a la vida social junto con su marido y a la laboriosa ejecución de una obra poética que sólo se conocerá tras su muerte. En 1960 Barreda intenta divorciarse por primera vez. Irma se niega utilizando para ello todos los recursos a su alcance. Un año después Barreda la abandona definitivamente dejando el asunto en manos de sus abogados. Éstos presionan a Irma, la amenazan con quitarle el dinero, con el escándalo público, apelan a su sentido común y a su buen corazón (la mujer con la que Barreda vive en Los Ángeles está a punto de dar a luz), pero nada consiguen.
En 1963 Barreda la visita por última vez. Irma está enferma y no es del todo imposible suponer que el arquitecto sintiera piedad, o curiosidad, o algo parecido.
Irma lo recibe en la sala, vestida con su mejor traje. Barreda llega acompañado por su hijo de dos años; afuera, en el coche, se ha quedado su mujer, una norteamericana veinte años más joven que Irma, embarazada de seis meses. El encuentro, el último que tendrán, es tenso y en ocasiones dramático. Barreda se interesa por su salud, incluso por su poesía. ¿Todavía escribes?, le pregunta. Irma asiente con gravedad. El hijo de Barreda la inquieta y la inhibe al principio. Luego se sobrepone y adopta un tono distante que poco a poco se va haciendo más irónico y soterradamente agresivo. Cuando Barreda menciona a los abogados y la necesidad del divorcio, Irma lo mira a los ojos (a él y a su hijo) y vuelve a negarse en redondo. Barreda no insiste. Vengo como amigo, dice. ¿Amigo, tú? Irma está señorial. Tú no eres mi amigo sino mi esposo, declara. Barreda sonríe. Los años han limado su carácter de asperezas o eso pretende aparentar o tal vez Irma le importa tan poco que ya ni siquiera es capaz de enojarse. El niño no se mueve. Irma, compadecida, le sugiere tímidamente que vaya a jugar al patio. Cuando se quedan solos Barreda menciona la necesidad de que los niños se críen en el seno de un matrimonio bien constituido. Tú qué sabes, le replica Irma. Es verdad, admite Barreda, yo qué sé. Beben. Barreda, tequila Sauza. Irma, rompope. El niño juega en el patio; la sirvienta de Irma, casi una niña también, juega con él. En la penumbra de la sala Barreda bebe su tequila y hace observaciones banales sobre el estado de conservación de la casa, luego anuncia que tiene que marcharse. Irma se levanta antes que lo haga él y con una velocidad endiablada vuelve a llenarle la copa. Brindemos, dice. Por nosotros, dice Barreda, por la buena suerte. Se miran a los ojos. Barreda empieza a sentirse incómodo. Irma tuerce los labios en una mueca que puede ser de desprecio o crispación y arroja el vaso de rompope al suelo. Éste se estrella y sobre las baldosas blancas se derrama el líquido amarillo. Barreda, que por un momento ha pensado que le iba a lanzar el vaso a la cara, la mira con sorpresa y alarma. Pégame, le dice Irma. Anda, pégame, pégame, y adelanta el torso hacia su ex marido. Los gritos son cada vez más fuertes. En el patio, sin embargo, el niño y la sirvienta siguen jugando. Barreda los observa con el rabillo del ojo: le parecen inmersos en otro tiempo, no, en otra dimensión. Luego mira a Irma y por un segundo (que olvidará de inmediato) tiene una vaga noción del horror. Al marcharse, al cruzar la puerta de la calle con su hijo en brazos aún cree escuchar los ahogados gritos de Irma que se ha quedado sola en la sala, de pie, ajena a todo menos a su último acto conyugal, sorda a todo menos a su voz que repite dulcemente una invitación o un exorcismo o un poema, la parte sin piel del poema, más corto que cualquier haikú de Tablada, su único poema experimental, por decirlo de alguna manera.
Y ya no hay más poemas ni más vasitos de rompope sino un silencio religioso y sepulcral hasta la muerte.

Roberto Bolaño: La Literatura Nazi en América - LETRADAS Y VIAJERAS

sábado, 18 de agosto de 2012

miércoles, 15 de agosto de 2012

PJ Harvey- The Words That Maketh Murder…4:25 [Fragmento de Random]

12:24



PJ Harvey- The Words That Maketh Murder…4:25

Siempre pensé -¿qué pasaría si lo encuentro de repente?- al voltear la esquina querrá tratarme como padre, decirme -enano puta que estás grande negro… y yo podría hacerme el hueón y decirle que estoy atrasado para una clase de procesal II y que pronto tendría prueba y no cachaba muy bien algunos artículos del código… él improvisaría cierto grado de interés por la carrera que estudio y yo le diría sin titubeo –odio esa mierda pero es mi obligación por el momento –se reiría pues al no conocerme, ¿cómo podría saber cuándo estoy hueando y cuándo hablo con verdad?. Jamás lo sabrá pese a que desde cualquier punto temporal que mire mi vida, esa mierda de estudio, profesores y compañeros son, fueron y serán una real huevada que puse en el olvido para estudiar literatura, creyendo que las aulas me ayudarían en algo a la hora de ser escritor… Que ilusos ambos, mi viejo imaginario y mi yo futuro de aquella charla ficticia, que en realidad no se alejan mucho de lo que es. Todo se diluye.

Daniel Rojas Pachas
Fragmento de Random

lunes, 13 de agosto de 2012

105. Brainiac-Martian Dance Invasion…2:16 [Fragmento de Random]

11:24




105. Brainiac-Martian Dance Invasion…2:16

(Vale preguntarse cómo llegue a esto) lo he hecho muchas veces… he pasado tardes enteras y muchas noches… buses y pensiones rodeado de personas, algunas que se dicen muy parecidas a mí… otros fenómenos hipersensibles… pero termino hartándome de su mierda… demasiados niñitos bien jugando a ser rockers… muchas punketas al pedo, góticas teñidas de fucsia o verde invitándote tragos, compitiendo contra la falta de hombría de sus pares masculinos cuando al final eso las excita… tanto como tirar sobre la mesa más billetes para más trago y largar citas de algún libro perdido de Onetti o alguna frase inteligente de Woolf, Sarah Kane, Pynchon o Guattari, que sé yo… listas con todas sus armas para arrancarle el corazón a esos Donny Darkos y Mark Rentons wanna be… aunque al final, pese a ser tan snobs más allá de su marginalidad, patéticos dentro de su pose alienada y su cultismo pop, todos juran ser americanistas… lo he visto en todos los rincones… desde bares en Vicuña hasta sucuchos en Trujillo, se lavan la boca con residencia en la tierra y el popol vuh,  Churata y la recuperación de los mapuches y el aymara y cuanta mierda quieran rescatar del olvido y ajustar a su moda … 

Daniel Rojas Pachas
Fragmento de Random

viernes, 10 de agosto de 2012

Adelanto de Tea Party (Cinosargo 2012): Antología Bolivia, Perú, Chile.

9:28

Adelanto de Tea Party (Cinosargo 2012): Antología Bolivia, Perú, Chile.


Bolivia

Cristina Garrón (La Paz)
Mile Torrico (Cochabamba)
Gabriel Llanos (La Paz)
Christian Jiménez (Cochabamba)

Perú

Mario Carazas (Tacna)
Martin Zuñiga (Arequipa)
Tilsa Otta (Lima)
Oscar Ramirez (Trujillo)

Chile

Juan Podestá (Iquique)
Juan Malebran (Alto Hospicio)
Juan Carreño (Santiago)
Francisco Ide Wolleter  (Santiago)

Arica

Mauro Gatica
Pablo Espinoza Bardi
Tito Manfred
Markos Quisbert
Renato Contreras
Daniel Olcay

Más información www.cinosargo.com
Título a ser presentado en noviembre de este año.

jueves, 9 de agosto de 2012

Catálogo de Cinosargo Ediciones actualizado 20 libros impresos (Incluye las 4 ediciones del 2012)

16:14
22-7-2012_18.7.34_1.jpg


CONSULTAR EL CATÁLOGO EN ESTE LINK



Ediciones del año 2012

GAME OVER –Antología de relato del videojuego  (Narrativa - Cinosargo)

Autor: Selección de autores Internacionales y Chilenos
Año de publicación: 2012.
Género: Narrativa
Cantidad de ejemplares: 500.
ISBN: 978-956-345-821-3
Reseña: Es claro que como toda muestra o antología, muchas visiones siempre quedan fuera, pero el resultado nos tiene extasiados, ya que se dan cita diversas generaciones y focos que contribuyen desde su privilegiado ángulo a trazar mapas y recorridos de lo que es el videojuego como experiencia, tenemos así desde un realismo sucio de culebrón representado por Mario y compañía, a visiones alucinadas, en unos casos hiperrealistas y violentas y en otros actualizaciones oníricas de Pacman y su universo, shooters a destajo cortesía de Doom y Wolfenstein 3D, y los sandbox, tan populares por estos días tampoco son la excepción, la vida y el espíritu del flaneur o la onda beatnik que abusa de las biografías confundiendo situaciones cotidianas con los stages musicalizados a midi frente a las personal quests, hacen del escritor/gamer un sujeto inmerso en una partida de rol constante, metatextualidad y mirada de reflejo en ese personaje que diseñamos para representarnos a la par que se entrelazan otras vidas y escenarios que vamos dejando atrás pero que con nostalgia, como en Final Fantasy, se traducen en horas de juego, levelear o una aventura por compartir con aquellos que también tienen el código o podría decirse password para entender lo memorable que puede ser una victoria o épica derrota virtual.
Daniel Rojas Pachas
(Académico de la Universidad de Tarapacá y Editor  General de Cinosargo.)


Morgue y otros poemas de Gottfried Benn– Poemario – Colección Pink Cigarette – Traducciones.
Autor: Gottfried Benn
Año de publicación: 2012.
Género: Poesía
Cantidad de ejemplares: 500.
ISBN: 978-956-345-973-9
Reseña: Es prácticamente unánime la opinión de que Gottfried Benn fue uno de los mayores poetas del siglo veinte, aunque su figura sigue siendo objeto de crítica por su adhesión temporal al nazismo. Este pequeño libro, publicado originalmente en 1912, es una colección de escenas que la brutalidad de la muerte se engarza con la delicada y quirúrgica precisión con que Benn, que era médico, recoge imágenes de belleza extraña y estremecedora: una flor con forma de estrella enredada entre los dientes de un cadáver sobre la mesa de autopsia, un nido de ratoncitos escondido bajo el diafragma de una niña muerta, la fría violencia de un parto en un pabellón desolado. La epifanía nunca es ingenua, sino que siempre muestra, en su dureza, la bestialidad de la existencia.

Leonardo Sanhueza
(Escritor – Crítico Literario – Reseña en LUN)


Introducción para inquietos-Tomás Tranströmer Nóbel 2011– Ensayo – Colección Pink Cigarette – Traducciones.
Autor: Omar Pérez Santiago
Año de publicación: 2012.
Género: Ensayo y Poesía
Cantidad de ejemplares: 500.
ISBN: 978-956-351-116-1
Reseña: El extraordinario poeta sueco Tomás Tranströmer,  premio Nóbel de literatura 2011,  es presentado de modo amplio y didáctico, y en relación con otros grandes poetas suecos y latinoamericanos. La obra de Tomás Tranströmer se contextualiza y se entiende mejor su relación con América Latina. Esta introducción se sustenta en una original Teoría de la Placas Poéticas, una nueva y original Teoría Literaria donde la poesía es puesta en tejido con otras escuelas de la galaxia poética.

Omar Pérez Santiago
Escritor – Traductor.

Antología y Catálogo de Escritores de Arica y Parinacota – Antología de Poesía y Narrativa
Autor: Varios Autores.
Año de publicación: 2012.
Género: Poesía y Narrativa
Cantidad de ejemplares: 500.
ISBN: 978-956-351-190-1

Reseña: Los escritores regionales, poetas, novelistas y ensayistas, han querido mostrar a la comunidad su obra, los autores presentes en este catálogo reflejan una producción que mayoritariamente da cuenta de la realidad local, transformando a nuestros escritores en cronistas de esa realidad. La mención o descripción de paisajes de la región, abre fronteras imaginarias, pone a disposición del lector una ventana que permite ver cerros, playas, valles, puna, proyectando una imagen que permite comprender en su totalidad la apropiación de estos territorios; la playa La Lisera, el morro, la feria Sangra, el cerro Chuño, mostrando con ello la visión que tienen nuestros escritores de la región. Los retratos que encontramos en estos textos , son declaraciones de nuestra multiculturalidad, los cuentos, las poesías dejan al descubierto caminantes de emociones que se funden entre el autor y el personaje, con un lenguaje propio casi identitario, cada obra es una foto-imagen, que llega fácil, reconociendo propiedad sobre los textos y las historias que allí se cuentan.

 Patricia Arevalo Fernández
Directora Consejo de la Cultura y las Artes - Región de Arica y Parinacota
junio 2012.

DESCARGAR CATÁLOGO

viernes, 3 de agosto de 2012

Saben qué es apestoso: Automovilistas apurados.

13:31


Saben qué es apestoso: Automovilistas apurados.


Saben qué es apestoso: El poco respeto de algunos automovilistas hacia los transeuntes...
siempre apurados... Si estás montado en un vehículo, claramente tienes un motor de tu lado, cuánto más
rápido debes llegar a donde sea... la verdad me enorgullece ser de esas personas que han elegido caminar a dónde sea que un avión o bus no los pueda llevar, sobre todo en una ciudad pequeña como la que vivo y que comienza a funcionar a las 11:00 de la mañana, ciertamente la rapidez no caracteriza a esta gente... y en una ciudad grande, si tienes metro estás al otro lado, en fin... lo más odioso es cuando te apuran con un gesto que dice -cruza pelotudo, no ves que voy apurado mierda... aveces por el ánimo de joder me detengo ante el paso de cebra y les devuelvo el gesto, sólo para ver cómo reaccionan, en otras ocasiones me tomo un largo tiempo en cruzar simulando que estoy en la portada del Abbey Road, para jugar con su paciencia, no tardan en tocar la bocina o me maldicen... lo peor es cuando estás en un cruce de varios sentidos y un chofer comienza a hacer el gesto con la cara de - ¿y vas a cruzar o no sacohueva?, el problema es que sólo ese chofer está dando la pasada, el resto sigue acelerando, pero al tipo no le importa un carajo si mueres e insiste, si no cruzas eres un imbecil, si le das la razón también, es una trampa... cada vez que salgo a hacer un trámite me pasan cosas en la calle que me recuerdan este texto:

Manejando A Través Del Infierno (Bukowski)


La gente está exhausta, infeliz y frustrada, la gente es
amarga y vengativa, la gente está engañada y temerosa,
la gente es iracunda y mediocre
y yo manejo entre ellos en la autopista y ellos
proyectan lo que les han dejado de sí mismos
en su manera de manejar.
algunos más odiosos, algunos más disimulados
que otros.
A algunos no les gusta que los pasen, e intentan
evitar que otros los hagan.
algunos intentan bloquear los cambios de carril.
algunos odian los autos más nuevos, más caros.
otros en esos autos odian los autos más viejos.
La autopista es un circo de emociones
chiquitas y baratas, es
la humanidad en movimiento, la mayoría
viniendo de un lugar que
odia
y yendo a otro lugar que odia todavía
más.
Las autopistas nos enseñan en qué
nos hemos convertido y
muchos de los choques y muertes son la colisión
entre seres incompletos, entre vidas penosas
y dementes.
Cuando manejo por las autopistas veo el alma de
mi ciudad y es fea, fea, fea: los vivos han
estrangulado
su corazón.

jueves, 2 de agosto de 2012

Sociedad de Masas y Comunicación / Tres textos [MAX HORKHEIMER Y THEODOR ADORNO]

22:35


Sociedad de Masas y Comunicación / Tres textos

MAX HORKHEIMER Y THEODOR ADORNO



* Aislamiento por comunicación
La afirmación de que el medio de comunicación aísla no es válida sólo en el campo espiritual. No sólo el lenguaje mentiroso del anunciador de la radio se fija en el cerebro como imagen de la lengua e impide a los hombres hablar entre sí; no sólo la réclame de la Pepsi-Cola sofoca la de la destrucción de continentes enteros; no sólo el modelo espectral de los héroes cinematográficos aletea frente al abrazo de los adolescentes y hasta ante el adulterio. El progreso separa literalmente a los hombres. Los tabiques y subdivisiones en oficinas y bancos permitían al empleado charlar con el colega y hacerlo partícipe de modestos secretos; las paredes de vidrio de las oficinas modernas, las salas enormes en las que innumerables empleados están juntos y son vigilados fácilmente por el público y por los jefes no consienten ya conversaciones o idilios privados. Ahora incluso en las oficinas el contribuyente está garantizado contra toda pérdida de tiempo por parte de los asalariados. Los trabajadores de hallan aislados dentro de lo colectivo. Pero el medio de comunicación separa a los hombres también físicamente. El auto ha tomado el lugar del tren. El coche privado reduce los conocimientos que se pueden hacer en un viaje al de los sospechosos que intentan hacerse llevar gratis. Los hombres viajan sobre círculos de goma rígidamente aislados los unos de los otros. En compensación, en cada automóvil familiar se habla sólo de aquello que se discute en todos los demás de la misma índole: el diálogo en la célula familiar se halla regulado por los intereses prácticos. Y como cada familia con un determinado ingreso invierte lo mismo en alojamiento, cine, cigarrillos, tal como lo quiere la estadística, así los temas se hallan tipificados de acuerdo con las distintas clases de automóviles. Cuando en los weekends o en los viajes se encuentran en los hoteles, cuyos menus y cuartos son –dentro de precios iguales- perfectamente idénticos, los visitantes descubren que, a través del creciente aislamiento, han llegado a asemejarse cada vez más. La comunicación procede a igualar a los hombres aislándolos.

* Sociedad de masas
A la civilización de los divos pertenece, como complemento de la celebridad, el mecanismo social que iguala todo lo que sobresale de cualquier forma: ambos constituyen los modelos de la confección en escala mundial y de las tijeras de la justicia jurídica y económica, que eliminan hasta las últimas saliencias.
La tesis de que al nivelamiento y a la igualación de los hombres se opone, por otro lado, un refuerzo de la individualidad en las llamadas personalidades dominantes, en relación con el poder de éstas, es errónea y a su vez forma parte de la ideología. Los amos fascistas de hoy no son superhombres sino funciones de su propio aparato publicitario, puntos de entrecruzamiento de las mismas reacciones de millones. Si en la psicología de las masas contemporáneas el jefe no representa tanto el padre como la proyección colectiva y desmesuradamente dilatada del yo impotente de cada individuo, las personas de los amos corresponden efectivamente a tal modelo. No es por azar que tienen aire de peluqueros, actores de provincia o periodistas de ocasión. Parte de su influencia moral deriva justamente del hecho de que ellos, impotentes en sí mismo y similares a cualquier otro, encarnan –en sustitución y en representación de todos- la entera plenitud del poder, sin ser por ello nada más que los espacios vacíos en lo que el poder ha venido a posarse. No es tanto que sean inmunes a la ruina de la individualidad, sino más bien que la individualidad en ruina triunfa en ellos y se ve de alguna forma recompensada por su disolución. Los jefes se han convertido completamente en lo que siempre fueron un poco durante toda la época burguesa: actores que recitan el papel de jefes. La distancia entre la individualidad de Bismarck y la de Hitler no es inferior a la que existe entre la prosa de Pensamientos y recuerdos y la jerga ilegible de Mi lucha. En la lucha contra el fascismo no es tarea sin importancia la de reducir las imágenes hinchadas de los jefes a medida de su nulidad. Por lo menos en la semejanza entre el peluquero judío y el dictador el film de Chaplin ha tocado algo esencial.

* Propaganda
Propaganda para cambiar el mundo: ¡qué tontería! La propaganda hace de la lengua un instrumento, una máquina. Fija la constitución de los hombres tal como se han vuelto bajo la injusticia social en el momento mismo en que los pone en movimiento. La propaganda cuenta con poder contar con ellos. En lo íntimo cada cual sabe que a través del medio él mismo se convierte en medio, como en la fábrica. La ira que advierten sí cuando siguen a la propaganda es la antigua rabia contra el yugo, reforzada por la sensación de que la salida indicada por la propaganda es falsa. La propaganda manipula a los hombres; al gritar libertad se contradice a sí misma. La falsedad es inseparable de la propaganda. Los jefes y los hombres gregarios se reencuentran en la comunidad de la mentira a través de la propaganda, aun cuando los contenidos sean justos.
Para la propaganda, incluso la verdad se convierte en un simple medio más para conquistar adherentes; la propaganda altera la verdad en el acto mismo de formularla. Por ello, la verdadera resistencia ignora la propaganda. La propaganda es antihumana. Da por descontado que el principio según el cual la política debe nacer de una comprensión común no es más que una forma verbal.
En una sociedad que fija prudentemente límites a la superabundancia que la amenaza, todo lo que nos es recomendado por otros merece desconfianza. La advertencia contra la publicidad comercial, en el sentido de que ninguna firma da nada por nada, vale en todos los campos, y tras la moderna fusión de los negocios y la política, vale sobre todo respecto a la propaganda política. La intensidad del battage es inversamente proporcional a la calidad. La fábrica Volkswagen depende de la publicidad mucho más que una Rolls Royce. Los intereses de la industria y de los consumidores no coinciden ni siquiera cuando aquélla busca seriamente ofrecer algo. Incluso la propaganda de la libertad puede engendrar confusión, puesto que debe anular la diferencia entre la teoría y la peculiaridad de los intereses de aquellos a quienes se dirige. Los líderes obreros asesinados en Alemania se vieron defraudados por el fascismo, incluso respecto a la verdad de su propia acción. Si el intelectual es torturado hasta la muerte en el Lager, los obreros afuera no deben estar necesariamente peor. El fascismo no era la misma cosa para Ossietzky y para el proletariado. La propaganda los engañó a ambos.
Sospechosa, realmente, no es la descripción de la realidad como infierno, sino la exhortación igualizada a salir de él. Si el discurso debe hoy dirigirse a alguien no es a las llamadas masas ni al individuo, que es impotente, sino más bien a un testigo imaginario, a quien se lo dejamos en herencia para que no desaparezca por entero con nosotros.


Los tres textos fueron publicados en el libro DIALÉCTICA DEL ILUMINISMO, Max Horkheimer, Theodor W. Adorno (Editorial SUR, Buenos Aires/1970) 

Cinosargo Ediciones

Cinosargo

Cinosargo es un proyecto multimedia transfronterizo que abarca la difusión digital del arte a través de su revista, y la producción y distribución del libro impreso gracias a la editorial y la organización de Ferias, Festivales y Congresos




Recent

randomposts

Random

randomposts