lunes, 23 de enero de 2012

DIEZ POEMAS DE EZRA POUND [Traducción: Wilfredo Carrizales]




DIEZ POEMAS DE EZRA POUND
(30 octubre; 1885-1 nov.; 1972)

Traducción: Wilfredo Carrizales

UNA MUCHACHA

El árbol ha entrado a mis manos,
La savia ha ascendido por mis brazos,
El árbol ha crecido en mi pecho-
Hacia abajo,
Las ramas crecen fuera de mí, como brazos.

Árbol tú eres,
Musgo tú eres,
Tú eres violetas con viento encima de ellas.
Una niña –tan alta- tú eres,
Y todo esto es tontería al mundo.



UNA VIRGINAL

¡No, no! Sal de mí. La abandoné a ella recientemente.
Yo no estropearé mi estuche con menor brillo,
Pues mi aire circundante tiene una nueva ligereza;
Leves son sus brazos, mas ellos me han sujeto estrechamente
Y me dejan cubierto como con una gasa de éter;
Como con dulces hojas; como con sutil claridad.
Oh, he hurtado magia en su cercanía
Para envainarme mitad por mitad con las cosas que la envainan.
¡No, no! Sal de mí. Tengo todavía el sabor,
Suave como viento de primavera que viene de las glorietas de los abedules.
Verdes vienen los retoños, siempre abril en las ramas,
Como herida de invierno con su ligereza de manos que ella restaña,
Tiene de los árboles una semejanza del sabor:
Tan blanco como sus cortezas, tan blanco como las horas de esta dama.

FRANCESCA

Tú saliste a la noche
Y habían flores en tu mano,
Ahora tú saldrás del barullo de gente,
Fuera del tumulto de palabras acerca de ti.

Yo quien te ha visto entre las cosas principales
Estaba enojado cuando ellos pronunciaron tu nombre
En lugares ordinarios.
Yo quisiera que las frescas olas pudieran inundar mi mente,
Y que el mundo se secara como una hoja muerta,
O como un carpelo de diente de león y sea arrastrado,
De modo que yo pueda encontrarte de nuevo,
Sola.

PORTRAIT D´UNE FEMME*

Tu mente y tú son nuestro Mar de los Sargazos,
Londres ha soplado sobre ti esta cuenta de años
Y brillantes barcos te dejan esto o aquello en propiedad:
Ideas, viejos chismes, fragmentos de todas las cosas,
Extrañas arboladuras de conocimiento y mercancías amortiguadas de precio.
Grandes mentes te han buscado – a falta de alguna otra
Tú has sido segundona siempre. ¿Trágico?
No. Tú lo preferiste a las cosas usuales:
Un hombre lerdo, entontado y gurrumino,
Un pensamiento promedio – con un concepto menos, cada año.
Oh, tú eres paciente, te he visto sentada
Horas, donde algo podía haber flotado.
Y ahora tú pagas una. Sí, tú ricamente pagas.
Tú eres una persona de algún interés, uno viene a ti
Y se lleva extrañas ganancias:
Trofeos pescados; alguna curiosa sugestión;
Hechos que conducen a ninguna parte; y un cuento o dos,
Preñados de mandrágoras, o con alguna otra cosa
Que pueda probar utilidad y no obstante nunca la prueba,
Que nunca dispone un rincón o muestra uso,
O encuentra su hora sobre el telar de los días:
El deslustrado, brillante, maravilloso viejo trabajo;
Ídolos y ámbar gris y raros embutidos,
Esas son tus riquezas, tu gran almacén; y aun
Por todo este tesoro hundido en cosas transitorias,
Extrañas maderas medio mojadas, y nuevo material brillante:
En la lenta boya de diferenciar luz y profundidad,
¡No! ¡Nada hay! En el conjunto y el todo,
Nada es absolutamente tuyo.
              No obstante eres tú.
______
*En francés, en el original.
LOS REQUERIMIENTOS

Yo no puedo hacer cortesía para cortejarte
Con palabras melosas y besos floridos
Y el rocío de dulces medias verdades
Caído sobre la hierba de los viejos raros cuentos de amor
De bordados días arruinados.
No en el murmurante crepúsculo
Puedo yo sentarme debajo de ti,
Adorando en susurros
Trémulos como campanas que se escuchan lejanas.
Todas estas cosas las he conocido una vez
Y pasaron
En aquella alegre juventud que tuve empero el año pasado.
Y que se ha ido
Como la sombra del viento.
No, yo no puedo cortejarte así;
Pero como yo soy siempre arrastrado hacia arriba
Al centro de toda la verdad
Así debo llevarte conmigo
Transportado dentro de esta gran flama envolvente,
Llamando siempre desde el medio de esto,
“¡Sigue! ¡Sigue!”
Y en la gloria de nuestro encuentro
El poder renacerá.
Y juntos en medio de este poder
Debemos, estimularnos mutuamente,
Gritar eternamente:
“Yo vengo, vas tú aun más lejos”.
Y de nuevo, “¡Sigue!”
Para que nosotros podamos no demorarnos.

UN PACTO

Yo hago un pacto contigo, Walt Whitman-
Te he detestado lo suficiente.
Vengo a ti como un niño crecido
Que ha tenido a un padre con cabeza de cerdo;
Yo estoy suficientemente viejo ahora para hacer amigos.
Era que tú habías roto la nueva madera,
Ahora es un tiempo para esculpir.
Nosotros tenemos una savia y una raíz-
Permitámosles que haya comercio entre nosotros.

INVIERNO

El invierno de la tierra vino
Y estoy siendo parte de todo
Y desde el espíritu de todo se mueve en mí.
Yo debo necesariamente soportar el invierno de la tierra
Fundido de frío y gris por horas
Y regocijado en un sol momentáneo,
¡He aquí que yo estoy mustio a la espera hasta que mi primavera venga!
O agachado ambicioso de calor
Sobre la lumbre de escasos leños,
Debo tomar entumecida alegría de los tomos de Longinos
Que, leí por primera vez en
Los bosques fulgurosos de verano
O en medio de los vientos deseosos de primavera,
Habiendo asentado en mí esferas cantoras
O hizo al corazón vagar afuera entre cálidas rosas
O enroscar en la hierba próxima debajo de una amable luna.

LA ESPOSA DEL MERCADER DEL RÍO: UNA CARTA

Mientras aún mi pelo estaba cortado sobre la frente
Jugaba en la puerta de enfrente, arrancando flores.
Tú viniste sobre zancos de bambú, jugando a los caballos,
Caminaste hasta mi asiento, jugando con ciruelas azules.
Y nosotros continuamos viviendo en el pueblo de Chokan:
Dos niños, sin antipatía o recelo.

A los catorce años me casé con usted, Mi Señor,
Yo nunca reía, era vergonzosa.
Bajaba mi cabeza, miraba a la pared.
Me llamaban, miles de veces, nunca volvía la cabeza.

A los quince años paré de enfurruñarme,
Deseaba que mi polvo se mezclara con el tuyo
Para siempre y para siempre y para siempre.
¿Por qué debería yo vigilar?

A los dieciséis años tú partiste.
Te fuiste a la lejana Ku-to-yen, junto al río de los remolinos
Y tú te has marchado hace cinco meses.
Los monos hacen pesarosos ruidos en lo alto.

Arrastrabas tus pies cuando te fuiste.
En la puerta ahora, el musgo ha crecido, los diferentes musgos,
¡Demasiado profundos para limpiarlos!
Las hojas caen pronto en el otoño, por el viento.
Las emparejadas mariposas ya son amarillas en agosto
Sobre la hierba en el jardín del oeste;
Ellas me lastiman. Yo envejezco.
Si tú has de venir a través de los estrechos del río Kiang,
Por favor házmelo saber con antelación
Y yo saldré a encontrarme contigo
                    En Cho-fu-sa.




EL JARDÍN

Como una madeja de suelta seda soplada contra una pared
Ella camina por la baranda de un camino en los jardines de Kensington,
Y ella está muriendo a pedazos
                  De una suerte de anemia emocional.

Y en los alrededores hay una gentuza
Asquerosa, robusta, inmatable, de niños de los muy pobres.
Ellos heredarán la tierra.

En ella está el fin de la progenie.
Su aburrimiento es exquisito y excesivo.
Le gustaría que alguien le hablase,
Y casi teme que yo
           Cometa esa indiscreción.

ANTES DE DORMIR

Las vibraciones laterales me acarician,
Ellas saltan y me acarician,
Ellas trabajan patéticamente en mi favor,
Ellas buscan mis ventajosas finanzas.

Ella la de la lanza que se yergue se presenta.
Los dioses del bajo mundo me escuchan, oh Anubis,
Estos son los de tu compañía.
Con una patética solicitud ellos me escuchan,
Ondulantes,
Su reino es los cursos laterales.

               ¡Luz!
Debo seguirte, Palas.
Arriba y afuera de sus caricias.
Tú te has ido como un cohete,
Torciendo tus pasajes de derecha a izquierda y de izquierda a derecha.
En la proyección plana de un espiral.
Los dioses de drogado sueño me oyen,
Me desean bien;
Debo seguirte, Palas. 



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