viernes, 30 de abril de 2010

Artículo de Daniel Rojas Pachas sobre Una forma de huella en la arena en la Calle Passy

13:02


Luis Andrés Figueroa Cortés es un poeta nacido en San Felipe, Chile, 1960. Autor de Velas en el Agua (1992), Los secretos (1996) y Faros (2004). Ha publicado también Al sur del espejo (Saint Louis, 2000) y las crónicas de viaje Al país de Poe (2003). En 2007 aparece Café de invierno, libro de conversaciones con el poeta Ennio Moltedo.

Ahora, Daniel Rojas Pachas, director de la revista de literatura Cinosargo, nos habla de Una forma de huella en la arena Ediciones Antítesis Valparaíso-Cuadernos de poesía, 2008), última producción de Luis Figueroa, bajo los códigos de la tortura, la represión y la posibilidad incierta de escapar a dicho "estado de sitio". Continúa leyendo el artículo de Rojas Pachas.


Una forma de huella en la arena: Nostalgia y violencia en la poesía de Luis Andrés Figueroa



jueves, 29 de abril de 2010

Libros de Ediciones Cinosargo publicados a la fecha

21:11

carrizales222.JPG


Intromisiones, radiogramas y telegramas de Wilfredo Carrizales - Antología de poesía y fotografía. (leer)



Cuentos de Parinacota. Autor: Juan Carlos Mamani Morales (leer) o (decargar)





"respirar puede ser un fracaso"


de Yamila Greco


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Aguante Barreda de Alejandro Colliard


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Antología de nuevos narradores Arica - Antofagasta


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Ingeniería de vida de Mariano Cantoral.


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Estrenamos Avisos (Des)Clasificados Vol I Colección de cuentos de Cinosargo 2008.


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9-3-2010_10.3.1_1.jpg


Avisos (Des)Clasificados Vol II


Colección de cuentos de Cinosargo 2009


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Gramma: Editorial Cinosargo


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"Realidades Dialogantes"


Editorial Cinosargo



miércoles, 28 de abril de 2010

Engordar en el puesto o larga vida al rey [escrito por Daniel Rojas Pachas]

23:53

FatElvis.jpg


Engordar en el puesto o larga vida al rey


Hail to the king baby!!!!

Ash(Evil Dead).

Autor: Daniel Rojas Pachas

La imagen de Elvis en sus últimos días, obeso, sudoroso y cantando a veteranas en algún casino de Las Vegas, es la alegoría perfecta a la hora de pensar en todos esos funcionarios públicos, dirigentes de instituciones, académicos y en general a todo aquel que detentando un título o cargo de importancia, no necesariamente de rey del rock, pero si uno determinante para la realización de fines superiores a su propia grasa corporal y autosatisfacción, me lleva a reflexionar. Cuántas veces uno se ha topado con personajes que en sus inicios tuvieron un empuje e idealismo a prueba de balas, vocación de servicio, ingenio y creatividad para terminar de pronto operando bajo prácticas mecánicas que tienden a lo cómodo y al peor de los estancamientos, devorados por el sistema. También están aquellos que vegetan de modo vitalicio en una posición que no merecen o que han alcanzado por la gracia divina de la coima o el pituto, realizando tareas que simplemente desconocen o poco les importa, llegando a límites que rayan en la vulgaridad.

Un ejemplo patético se da en el arte pues se tiende a creer que un administrador o ingeniero comercial al uso podrá coordinar con inteligencia disciplinas que implican lecturas de la realidad diversas, sin lugar a duda estéticas y con estrategias que se alejan de un cronograma o planilla. Con esto no quiero disminuir la labor de estos profesionales y señalar que en lo referido a cultura y gestión, los directores deben ser los mismos artistas, pues es claro que los mejores jugadores no siempre serán grandes técnicos de su propia disciplina y viceversa, sin embargo, se espera un equilibrio y en el caso más alejado del ideal, si se trata de un neófito, que este sea al menos capaz de admitir que no domina el área y en esa medida ojalá esté dispuesto a aprender, pase el balón y arme un equipo que pueda coordinar pero por nada del mundo, se desea que asuma el rol de patrón de fundo y pase a supervigilar todos los detalles y peor aún, a entorpecer las prácticas libres condicionando la experiencia, criterio y visión de quienes han consagrado su vida a una pulsión extrema hacia el arte.

Lo desastroso de esto, es que estamos ante un comportamiento más común de lo que se espera pues hay un prejuicio hacia los creadores en la medida que se piensa son todos muy emocionales, volados, hippies, bohemios o demasiado difíciles de controlar y lo peor de todo, flojos que crean fantasías innecesarias dentro de una sociedad que ha puesto precio y parámetros a su noción de cultura y desarrollo de la misma.

Dibujo.JPG

click aquí o en la imagen para agrandar.(Fuente: Maddox)


Por eso, dentro de esta lectura, me gustaría además detenerme en lo que señala Carlos Labbé al decir que “mucho escritor flojo en Chile se esconde en la entretención”. Ante las declaraciones pienso: Esto de engordar y creerse de modo mediocre el cuento, una frase con la que todos hemos crecido de alguna manera “creerse el cuento” pero con una miseria terrible, tal es el caso de los escritores que caen en el vicio de volverse plastas y tornar su escritura una fórmula. Se creyeron demasiado el cuento y uno triste abalado por razones extraliterarias como la aprobación social, los flashes, las notas en grandes diarios que no son más que grandes empresas, cargos públicos, consulados flamantes, invitaciones a cocktails y todo tipo de aplauso y masturbación gratuita lo que abiertamente atenta contra la creatividad, experimentación y la libertad del proceso escritural haciendo del otrora escritor un mero nombre, una figura y marioneta escribiente que transa su valor bajo las reglas del mercado, como diría Kristeva sobre el signo al considerar su función como fetiche mercantil o token de cambio, similar a la moneda comercial. Representante reificado de una práctica que reduce el proceso creativo y su espíritu a meras ecuaciones simbólicas. Lo que está vivo termina siendo tratado como una cosa inerte, como un objeto o abstracción simbólica, como una transacción operativa del sentido, por ende se pone un precio o un valor de mercado a las voces. Como explica Husserl, “el símbolo existe efectivamente en el momento en que se introduce algo más que vida” Es posible que la reificación sea el corolario inevitable, o un subproducto, de la simbolización misma. En todas las estructuras de dominación parece haber fundamentos reificados. Calendarios y relojes formalizan e incluso reifican el tiempo, el cual fue, probablemente, la primera reificación de todas.

Esto nos lleva a pensar en un escribiente mercenario al servicio de la necesidad de un sistema o partido de turno, siendo el niño símbolo del país y el amuleto que toda comunidad al tenerlo y gozarlo, pondera como la norma de prestigio o como la realización por excelencia de la cultura y que tan sólo se prefiere como receta, por anodina y digerible.

En conclusión y volviendo a la metáfora inicial de Elvis Presley puedo agregar en torno a los que se encuentran en tal posición, estancados, entendiendo que todo lo que se empoza se pudre; cómo su posición permite observar con lastima tanto a aquellos que perdieron el empuje y amor por su arte o peor, nunca lo tuvieron, sin tener la nobleza y la vergüenza para deponer el cargo y colgar las zapatillas en lugar de engordar bajo el título de “rey” al punto insostenible en que las turgentes carnes los devoraron en escena.

Estos personajes inmersos en la fantasía del indiferente pueden seguir soñando y creer que los lectores y usuarios son tarados desinformados, sin criterio, fáciles de manipular y vulnerables y en esa medida afirmar solazados que el rey del rock pasó a mejor vida en la ducha leyendo Hamlet cuando todos sabemos que murió defecando con una copia de playboy… Larga vida al rey!!!!!!!!!!!!!!!!!


lunes, 26 de abril de 2010

miércoles, 21 de abril de 2010

Ingeniería de vida de Mariano Cantoral: La poesía como subsistencia de la letra redentora.

1:57

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Ingeniería de vida de Mariano Cantoral: La poesía como subsistencia de la letra redentora.

“Ingeniería de vida” (Cinosargo 2010) de Mariano Cantoral se plantea como un texto que busca interpelar de forma crítica la realidad moderna actual o postmoderna, por llamarla de algún modo, para ello asume los diversos ángulos del devenir existencial del hombre, su materialidad fisiológica, su compleja razón y psicología llena de miedos, deseos y aprensiones sin abandonar claro, la preocupación por la tan manida espiritualidad que lo redime o condena y desde luego todos los productos que se acumulan y abrazan como fetiches o tótems para solventar tan diversas necesidades. En definitiva estas aristas que nos movilizan, la poética de Cantoral las expone como una épica degradada.

¿Donde habrá quedado la materia prima de los arquetipos de héroes?

Frente a esa pregunta retórica que el autor hace a sus lectores en el texto “¿Quién habrá inventado mi patria?”, se antepone más que una respuesta y verdad absoluta propia del canto y grandilocuencia de los poetas tradicionales, una apelación vitalista que interviene y comunica desde la intrahistoria. Esta posición de hombre cotidiano, el escritor Guatemalteco la asume y edifica dibujando la lucha que realizamos diariamente en contra de una lata de comida, el noticiero matutino o un tetra pak que se derrama y que en suma desembocan en un solo punto, el ser como espectador, ciudadano/ consumidor y a la vez producto que se transa a sí mismo y a los otros de forma indiscriminada.

El aire encarcelado dentro de las pleuras de los pulmones saturados con nicotina.

Un país encarcelado dentro de continentes saturados con señoríos novedosos.

Imagina que somos los estetas dentro de un reino de tragedias.

Sepamos que somos como los centros comerciales, analgésicos para la miseria”.

(Fragmento de Analgésico para la miseria)

Por ende lo sustancial y que vincula al hombre en todo nivel dentro de eso que Cesare Pavese llama el oficio de vivir, reside hoy en el carácter pasivo de los habitantes/usuarios. Hagamos en todo caso una radiografía al respecto e imaginemos cualquier urbe, desde las metrópolis más apabullantes hasta los pequeños pueblos que aspiran ingresar al orden del primer mundo y a su colosal catálogo de bienes y servicios.

En “Escaparate” Cantoral nos dice sobre esto: Nos veremos sentados dentro de escaparates / sin saber si somos bienes o servicios / si somos baratas o lujos / si llamamos la atención / o sólo somos motivaciones ornamentales

Para agregar en “Desayuné”: Hoy desayuné derrota / refaccioné fracaso / almorcé frustración / merendé pérdida / cené fiasco.

El spleen es evidente y se materializa a lo largo de la concreción de tareas habituales como una condición endémica que parece devorarnos desde lo más profundo de nuestro ADN hasta lo aprendido y ejercitado como máquinas que se suman a un proceso de producción en serie, lo cual hace de nuestro medio una comunidad global de caníbales depredados que no tienen reparo a la hora de consumir a otros en su tránsito. El poema “Glóbulos” nos indica el devenir con una escatología organicista que se conjuga a lo coyuntural e histórico: Infinitos glóbulos nucleares / como las bombas en las mil guerras mundiales / transitan por nuestras venas / o analógicos xilemas verdosos / infinitos glóbulos sobrellevamos / nos sumergen, nos naufragan / (…) a veces de propaganda.

Para luego poner en escena en Tan fácil volverse vegetariano” nuestra miseria totalitarista que bulle en los millones de Auschwitz que solventamos a diario dentro del sistema de vida saludable, explotando y consumiendo animales de granja con violentas técnicas genéticas y un barbarismo de matadero que haría sonrojar a cualquier torturador del tercer reich.

Hoy me comí una selva, empaquetada en bandejas selladas con plásticos diáfanos, identificadas con peso, marca y procedencia, la selva permanecía en cámaras de congelación, a 100 grados centígrados (…)

En este sentido vale la pena pensar la irónica metáfora de nuestra sociedad e individuos transidos que George Romero, cineasta norteamericano y padre del género de zombies, hiciese en su film del 78 “Dawn of the Dead” (El amanecer de los muertos) al poner el siguiente diálogo en boca de sus personajes:

[Fran and Stephen are observing from the roof of the mall]
Francine Parker: What are they doing? Why do they come here?
Stephen:Some kind of instinct. Memory, of what they used to do. This was an important place in their lives.

([Fran y Stephen observan desde el tejado del mall]

Francine Parker: ¿Qué están haciendo? ¿Por qué vienen a este lugar?

Stephen: Se trata de una clase de instinto. Recuerdos de aquello que solían hacer. Este era un lugar importante en sus vidas)

La cita de Romero grafica nuestro proceder como especie en términos similares a los de Cantoral. En esa medida pensar una cinta de terror como “La noche de los muertos vivientes “o las noticias y sus personajes en el sentido que el poeta ocupa en su poema “Noticiero” al caracterizar estos como “un gran collage de miedo” nos sirve si queremos entender los mecanismos que el escritor y su visión crítica confieren a “Ingeniería de vida” al hacerse cargo de lo cotidiano como una manera de construcción poética y unidad de sentido para el libro.

En síntesis, el rol creador y sus voces se sitúan sin dilación dentro de la crisis diaria de la sociedad urbana y su desarrollo y se valen de los propios mecanismos y elementos de aquella realidad en que transitamos y nos desenvolvemos con un léxico pragmático por tanto, el vocabulario seleccionado para construir el libro será concreto y visceral en su gran mayoría. En cuanto al registro y la cohesión de los versos, se revela una sintaxis afín a las interrelaciones dispuestas en un metro o calle. En suma la voz apunta a una intención hiperrealista pero sin descuidar en esa franqueza, una mirada profunda ligada al cuestionamiento ontológico del hombre que se sabe rodeado de zombies como viajantes del bus siendo el mismo un depredador de la alteridad en cada parada.

Esto propone una escritura que amalgama forma y contenido o si se quiere, enunciación y enunciado y en este último caso, lo enunciado, entendido como la materia poetizada o la materia que se dice o cuenta, se ajusta a la mirada personal del individuo y su oficio de ser. Una visión cuyos medios creativos eluden ante todo la intervención de perífrasis innecesarias al tiempo que se derriba cualquier fastuosidad y enajenación manierista al estar consciente del proceso de escritura y su contexto.

En el libro hay dos ejemplos notorios que se ubican en este plano meta-poético y coloquial, apelando desde la creación misma al proceso productivo que envulve a la palabra y sus fines, sin salirse claro de los lindes del contenido y el registro manejado a lo largo de todo el poemario.

El primero de ellos titulado “Sería bueno” nos dice:

Sería bueno escribir,

como si detrás de cada trazo imperfecto,

subsistiera una letra redentora.

Mientras que el otro texto llamado “El rol social del poeta” señala:

Hembra, mírame, trata de comprenderme

mírame haciendo sinergia con los sentidos

inventando la sinestesia para mí

mírame alucinado, programado, codificado,

mírame ansioso olfateándote, advirtiéndote

saboreándote cuando te halago, o sea

trocando las funciones sensoriales, ¿entiendes?

mírame hembra, ocultando palabras en vocablos cultos

cual si las palabras fueran paquetes insociables,

adustos y con pretensiones de abandono en exportación de libre comercio traidor

hembra, rehabilítame de tan patológico rol social de poeta

Ambos textos no buscan hacer una apología o neo romantizar la escritura y tampoco la imagen de quien la ejecuta, ambos nos plantean la óptica de un ser con conflictos que piensa y espera lograr una satisfacción mínima, el deseo de respuestas personales ante tanta tribulación y desencanto y en lo posible por medio de la creación. En “Sería bueno” esto se invoca como medio para conseguir el anhelo eterno y fallido de una trascendencia ante el fracaso intrínseco que a semejante tarea impone la precariedad e indiferencia humana. De cualquier modo esto se maneja como una lucha subjetiva que vale la pena pese a su resultado por el mero hecho de intentarlo, de escribir.

En el segundo texto “el rol social del poeta” la poesía se vincula a las relaciones interpersonales sólo que en vez de centrarse en el cortejo tradicional, la creación y el discurso se hacen efectivos apelando a la mujer pero desde la forma más animal que el código que hace posible nuestra comunicación, en este caso el español, permite. Las pulsiones ante esa “hembra” que se invoca y que aparece como destinataria en otros poemas del libro, tratan de desatarse y se tensionan hasta el punto máximo que el lenguaje programado, codificado, convencional da cabida pues el hablante sin duda se debate en un desboque de los sentidos y la ansiedad de oler, palpar, saborear y no poder llevar eso a una lógica, que es la razón y leitmotiv de nuestras sociedades y su estructura.

Retomando el ejemplo de George Romero, y cómo este se vale de un medio como el cine comercial para exponer sus ideas y cuestionar desde dentro, estos mismos vehículos de expresión humana y a lo que conducen: Las alfombras rojas, los estereotipos, las premiaciones y los sueldos ridículos de una estrella Hollywoodense ante la hambruna de niños, otra forma de canibalismo y zombificación de la especie. Podemos pensar como el terror que suele ser categorizado como un medio clase b y de entretención superflua sobre todo al proceder de Hollywood, sin embargo, el género en muchos casos puede tal como ocurre también con la fantasía y la ciencia ficción escapar gracias a los autores de las limitantes culturales ligadas a la industria de la enajenación y mirarse a sí mismo como lenguaje y narración y al mismo tiempo leer la realidad que lo cobija y plantear interpretaciones profundas que nada tienen que envidiar a la sociología y el estudio de la psicología de masas. De ese modo la poesía que puede ser vista como un proceder burgués y contemplativo, en los versos de Cantoral pretende desde lo tangible y comprobable en la cocina, la ducha o una transacción bursátil en el banco de turno, situarse en la preocupación global que escapa del mero referente y la expresividad narcisista del yo, mostrando como anverso del invocado orden y clausura jerárquica esperada en la urbe, la multiplicidad y polifonía fragmentaria del ser.

Si no hiciéramos otra cosa más que leer erudiciones

corregir poemas, criticar novelas, componer canciones

supongo que seríamos criaturas formidables

dignas de constar en libros residuales,

y en los registros tecnológicos de las híbridas patrañas

y en los viñedos

círculos elitistas de sabios.

García Canclini habla respecto al mismo tema, el rol del sujeto testimoniante, sus mecanismos de creación y los relatos que se cruzan abarcando lo cotidiano. El antropólogo argentino nos alumbra desde otro soporte y con otro registro en los siguientes términos:

La mancha urbana se derramó sobre un enorme territorio, en el que ya casi no existen ejes organizadores. Es evidente que la ciudad actual no puede ser narrada, descrita, ni explicada como a principios de siglo.

Y agrega dos citas respecto al mapa urbano y el recorrido que hacemos, uno tomado del cineasta Wim Wenders y el otro para graficar el flaneur (el deambular por la ciudad moderna) abordando la óptica de Julio Ramos en Desencuentros de la modernidad en América Latina. Literatura y política en el siglo XX

¿Cómo abarcar los sentidos dispersos de una gran urbe en los estudios culturales? Es, en parte, una dificultad narrativa. Así la entiende Wim Wenders cuando dice que los mapas le resultan inquietantes, sobre todo si se trata de un país o una ciudad donde nunca estuvo: considera todos los nombres y quisiera saber qué indica cada uno. "La observación de un mapa sólo se vuelve soportable si intento encontrar un camino, trazar un itinerario y de ese modo viajar por el país o la ciudad" El urbanismo nos coloca problemas semejantes, anota Wenders, a los que tienen los constructores de relatos: se trata de describir caminos y orientaciones en un universo donde de lo contrario se podrían alcanzar miles de diferentes lugares sin llegar a ninguna parte. Esa incertidumbre angustiosa ante lo múltiple desordenado se potencia en muchas ciudades latinoamericanas, crecidas sin plan y con vértigo.

Y luego ante la pregunta: ¿Qué es lo que se mira cuando se pasea por la ciudad moderna?

Ser fláneur, anota Ramos, no es sólo un modo de experimentar la ciudad. "Es, más bien, un modo de representarla, de mirarla y de contar lo visto. En la flanería el sujeto urbano, privatizado, se aproxima a la ciudad con la mirada de quien ve un objeto en exhibición. De ahí que la vitrina se convierta en un objeto emblemático para el cronista".

Relacionemos esto con la mirada de Cantoral al hablar desde el escaparate y situar al sujeto como un ente cortado por las reglas de la oferta y demanda.

El paseo en tal medida: Es una operación de consumo simbólico que integra los fragmentos en que ya se despedazaba esta metrópoli moderna. Al narrativizar los segmentos urbanos en la crónica, se construye —mediante lo que Ramos llama "la retórica del paseo" — un orden de la ciudad.

¿Es posible abarcar conjuntamente los múltiples relatos que "organizan" la ciudad de la industrialización económica y comunicacional? Pregunta García Canclini y esto nos demuestra la necesidad del poeta de situarse en la panorámica social que se arma como un entramado de relatos provenientes desde diversas fuentes.

Habría que resolver no sólo cómo articular las novelas, las crónicas periodísticas, los discursos políticos, las representaciones radiales y televisivas de la ciudad, sino lo que aún es más complejo: cómo conectar los múltiples relatos internos y externos que la atraviesan. (…) la información y los mensajes publicitarios, las telenovelas y series policiacas de los circuitos transnacionales. (…)Los relatos de la megaciudad se hacen también en los teléfonos y faxes, en la comunicación televisiva y financiera que la vincula con otros países.

En conclusión la suma de los planteamientos expuestos a la luz de la poesía de Cantoral nos deja flotando en la idea de ciudad efímera, video clip o comida rápida como anestésico y placebo para la satisfacción de la ansiedad. Esto lo grafican los versos transcritos y analizados. Por tanto la idea que emerge es un metro, aeropuerto, mall o calle principal llena de escaparates, carteles con publicidad, mucha gente yendo y regresando sin detenerse a dar la hora o sin importarle chocar con otro ser vivo en su deambular, los duty free, escaparates y miles de maniquíes que nada tienen que envidiar a los vivos que sobreviven sometidos bajo la idea de un flaneur inconsciente y ciego.

Aquel concepto decimonónico de Baudelaire, aparece en los textos de Cantoral como una dicotomía que toma la esencia del transitar sin rumbo y en la ciudad tal como Nicolás Casullo un pensador argentino conceptualiza, hablando de Baudelaire: “(…) el flaneur como una figura de la época de la metrópolis en el XIX, se refiere a aquel que flota en la ciudad, la recorre, la mira, la visita diariamente (…) Su poética tomará los temas los temas de esa nueva ciudad: la multitud, lo anónimo, lo fugaz de las visiones, la maravillosa soledad de la noche y sus extraños personajes: el trapero, el borracho, las mujeres de la tentación”.

La diferencia en Cantoral está en cómo se soluciona el concepto de flaneurismo. Por una parte en la rendición de las masas al ser paseantes y espectadores de sus vidas y en un sentido anverso más ligado a la clásica mirada del simbolista francés, al asimilar esta condición al poeta o creador tal como ya lo vimos al hablar de “Seria bueno” o “el rol social del poeta”

El creador según Cantoral, para nada queda inmune o ajeno a esta condición de enajenado social en un sistema consumista neoliberal, la variante está en que al menos alcanza a atisbar y dar a conocer gracias a su sensibilidad o percepción, ciertos destellos de oscuridad que lo apartan aunque sea de forma momentánea de la miopía del atiborramiento, la artificialidad de un sol de neón y el milagro de las comidas rápidas y salvación Express pudiendo ser de nuevo un sujeto testimoniante y comunicador y no sólo un receptáculo.

El remate del poema “Ciego filántropo” es clarificador: “me amilana con su mirada de pies a cabeza / y le pregunto ¿Quién puede vivir sin luz? / y me responde ¿Quien puede vivir con ella?”

Dentro del poemario podemos a lo largo de los veintinueve poemas que lo componen atestiguar el conflicto de sus hablantes y a través de estos al creador y su nexo con la realidad que lo compromete y lo vincula. Él se sabe parte de un sistema, un lugar de carácter distópico, un no-lugar diverso al que Moro y los contractualcitas pudieron proyectar en su soñada coherencia y racionalidad. En este sitio, en abierto estado de sitio y control de las mentes y cuerpos, la máxima realización del hombre descansa en todas las facetas que podamos proyectar gracias al marketing y el tan prometido éxito con slogan incluido: Transar, diseccionar y poner a la orden de las distribuidoras y empresas, convicciones, células y deseos.

Por eso se repite esa condición transada de sus voces y referentes que marcan el tono del poemario, vemos a un ser transido en sus deseos, fisurado en su materialidad y ajeno o distante a los grandes relatos, sumido en el descreimiento de todos los grandes postulados y épicas románticas y locales. Las grandes luchas ya no son en pos de un estado, una comarca o por lo que se entendía como la noble causa de la soberanía ante un invasor. Tal como dice en el poema “protocolo” la colonización huele a perfume y tiene un soundtrack aparejado, es una pasarela al uso y los espectadores aplauden o esperan su destino como simples objetos o consumidores a crédito.

Es ahí donde entra “Escena”, el poema más largo del texto que pone en movimiento todo lo enunciado dando urgencia al rol de la palabra que lucha contra el tiempo y el espacio. Nuestro tiempo y espacio codificado bajo los mecanismos que hemos conceptualizado y puesto en vitrina para su consumo.

Abatido por la depresión / no te digo que es canción / sino poema / que no rima / porque requiere mucha cabeza / y mucho tiempo / y ya no hay tiempo que perder / porque la vida esta detrás de una pantalla de agua / en una cama de agua / en una piscina sin agua / en un país como este / donde no hay historia /y sin embargo hay mucho pasado / y presente y mucha mortandad de frente / pero no futuro, porque es muy duro / saber que no hay cafeína / ni químicos suficientes en la tabla / ni leyes naturales comprobables / para ser, renacer y hacernos.

La incesante lucha de ser y tener una identidad, un pensamiento en un siglo en que nos tratan como consumidores de última generación pero ciudadanos del siglo XVIII por ende el juego de existir parece un azar a combatir y que tal como dice el poeta… Sería bueno… al igual que en una partida pudiéramos regresar del cementerio / a seguir luchando / sería bueno vivir en el azar de la estrategia.

La estrategia de la palabra del poeta Cantoral que no duerme ni reposa reificado como token de cambio en un anaquel.

Autor: Daniel Rojas Pachas

Chile-2010.







martes, 20 de abril de 2010

Cinosargo Ediciones presenta el poemario Ingeniería de vida de Mariano Cantoral

11:21

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Cinosargo Ediciones se complace en presentar el poemario "Ingeniería de vida" del escritor Guatemalteco Mariano Cantoral. Ingeniería de vidae s el primer libro digital de autor que presentamos este año y forma parte de una serie de proyectos que iremos dando a conocer en los próximos días. El prólogo del libro está a cargo de quien suscribe, esperamos en tal medida que todos nuestros lectores y los lectores de Mariano disfruten y reflexionen en torno a este texto. Saludos cordiales y nos estamos leyendo.

Cinosargo tiene la palabra!!!!!

Daniel Rojas Pachas

Arica-Chile abril 2010





Prólogo al libro Ingeniería de vida de Mariano Cantoral.

Escrito por Daniel Rojas Pachas


Ingeniería de vida de Mariano Cantoral: La poesía como subsistencia de la letra redentora.

“Ingeniería de vida” (Cinosargo 2010) de Mariano Cantoral se plantea como un texto que busca interpelar de forma crítica la realidad moderna actual o postmoderna, por llamarla de algún modo, para ello asume los diversos ángulos del devenir existencial del hombre, su materialidad fisiológica, su compleja razón y psicología llena de miedos, deseos y aprensiones sin abandonar claro, la preocupación por la tan manida espiritualidad que lo redime o condena y desde luego todos los productos que se acumulan y abrazan como fetiches o tótems para solventar tan diversas necesidades. En definitiva estas aristas que nos movilizan, la poética de Cantoral las expone como una épica degradada.

¿Donde habrá quedado la materia prima de los arquetipos de héroes?

Frente a esa pregunta retórica que el autor hace a sus lectores en el texto “¿Quién habrá inventado mi patria?”, se antepone más que una respuesta y verdad absoluta propia del canto y grandilocuencia de los poetas tradicionales, una apelación vitalista que interviene y comunica desde la intrahistoria. Esta posición de hombre cotidiano, el escritor Guatemalteco la asume y edifica dibujando la lucha que realizamos diariamente en contra de una lata de comida, el noticiero matutino o un tetra pak que se derrama y que en suma desembocan en un solo punto, el ser como espectador, ciudadano/ consumidor y a la vez producto que se transa a sí mismo y a los otros de forma indiscriminada.

El aire encarcelado dentro de las pleuras de los pulmones saturados con nicotina.

Un país encarcelado dentro de continentes saturados con señoríos novedosos.

Imagina que somos los estetas dentro de un reino de tragedias.

Sepamos que somos como los centros comerciales, analgésicos para la miseria”.

(Fragmento de Analgésico para la miseria)

Por ende lo sustancial y que vincula al hombre en todo nivel dentro de eso que Cesare Pavese llama el oficio de vivir, reside hoy en el carácter pasivo de los habitantes/usuarios. Hagamos en todo caso una radiografía al respecto e imaginemos cualquier urbe, desde las metrópolis más apabullantes hasta los pequeños pueblos que aspiran ingresar al orden del primer mundo y a su colosal catálogo de bienes y servicios.

En “Escaparate” Cantoral nos dice sobre esto: Nos veremos sentados dentro de escaparates / sin saber si somos bienes o servicios / si somos baratas o lujos / si llamamos la atención / o sólo somos motivaciones ornamentales

Para agregar en “Desayuné”: Hoy desayuné derrota / refaccioné fracaso / almorcé frustración / merendé pérdida / cené fiasco.

El spleen es evidente y se materializa a lo largo de la concreción de tareas habituales como una condición endémica que parece devorarnos desde lo más profundo de nuestro ADN hasta lo aprendido y ejercitado como máquinas que se suman a un proceso de producción en serie, lo cual hace de nuestro medio una comunidad global de caníbales depredados que no tienen reparo a la hora de consumir a otros en su tránsito. El poema “Glóbulos” nos indica el devenir con una escatología organicista que se conjuga a lo coyuntural e histórico: Infinitos glóbulos nucleares / como las bombas en las mil guerras mundiales / transitan por nuestras venas / o analógicos xilemas verdosos / infinitos glóbulos sobrellevamos / nos sumergen, nos naufragan / (…) a veces de propaganda.

Para luego poner en escena en Tan fácil volverse vegetariano” nuestra miseria totalitarista que bulle en los millones de Auschwitz que solventamos a diario dentro del sistema de vida saludable, explotando y consumiendo animales de granja con violentas técnicas genéticas y un barbarismo de matadero que haría sonrojar a cualquier torturador del tercer reich.

Hoy me comí una selva, empaquetada en bandejas selladas con plásticos diáfanos, identificadas con peso, marca y procedencia, la selva permanecía en cámaras de congelación, a 100 grados centígrados (…)

En este sentido vale la pena pensar la irónica metáfora de nuestra sociedad e individuos transidos que George Romero, cineasta norteamericano y padre del género de zombies, hiciese en su film del 78 “Dawn of the Dead” (El amanecer de los muertos) al poner el siguiente diálogo en boca de sus personajes:

[Fran and Stephen are observing from the roof of the mall]
Francine Parker: What are they doing? Why do they come here?
Stephen:Some kind of instinct. Memory, of what they used to do. This was an important place in their lives.

([Fran y Stephen observan desde el tejado del mall]

Francine Parker: ¿Qué están haciendo? ¿Por qué vienen a este lugar?

Stephen: Se trata de una clase de instinto. Recuerdos de aquello que solían hacer. Este era un lugar importante en sus vidas)

La cita de Romero grafica nuestro proceder como especie en términos similares a los de Cantoral. En esa medida pensar una cinta de terror como “La noche de los muertos vivientes “o las noticias y sus personajes en el sentido que el poeta ocupa en su poema “Noticiero” al caracterizar estos como “un gran collage de miedo” nos sirve si queremos entender los mecanismos que el escritor y su visión crítica confieren a “Ingeniería de vida” al hacerse cargo de lo cotidiano como una manera de construcción poética y unidad de sentido para el libro.

En síntesis, el rol creador y sus voces se sitúan sin dilación dentro de la crisis diaria de la sociedad urbana y su desarrollo y se valen de los propios mecanismos y elementos de aquella realidad en que transitamos y nos desenvolvemos con un léxico pragmático por tanto, el vocabulario seleccionado para construir el libro será concreto y visceral en su gran mayoría. En cuanto al registro y la cohesión de los versos, se revela una sintaxis afín a las interrelaciones dispuestas en un metro o calle. En suma la voz apunta a una intención hiperrealista pero sin descuidar en esa franqueza, una mirada profunda ligada al cuestionamiento ontológico del hombre que se sabe rodeado de zombies como viajantes del bus siendo el mismo un depredador de la alteridad en cada parada.

Esto propone una escritura que amalgama forma y contenido o si se quiere, enunciación y enunciado y en este último caso, lo enunciado, entendido como la materia poetizada o la materia que se dice o cuenta, se ajusta a la mirada personal del individuo y su oficio de ser. Una visión cuyos medios creativos eluden ante todo la intervención de perífrasis innecesarias al tiempo que se derriba cualquier fastuosidad y enajenación manierista al estar consciente del proceso de escritura y su contexto.

En el libro hay dos ejemplos notorios que se ubican en este plano meta-poético y coloquial, apelando desde la creación misma al proceso productivo que envulve a la palabra y sus fines, sin salirse claro de los lindes del contenido y el registro manejado a lo largo de todo el poemario.

El primero de ellos titulado “Sería bueno” nos dice:

Sería bueno escribir,

como si detrás de cada trazo imperfecto,

subsistiera una letra redentora.

Mientras que el otro texto llamado “El rol social del poeta” señala:

Hembra, mírame, trata de comprenderme

mírame haciendo sinergia con los sentidos

inventando la sinestesia para mí

mírame alucinado, programado, codificado,

mírame ansioso olfateándote, advirtiéndote

saboreándote cuando te halago, o sea

trocando las funciones sensoriales, ¿entiendes?

mírame hembra, ocultando palabras en vocablos cultos

cual si las palabras fueran paquetes insociables,

adustos y con pretensiones de abandono en exportación de libre comercio traidor

hembra, rehabilítame de tan patológico rol social de poeta

Ambos textos no buscan hacer una apología o neo romantizar la escritura y tampoco la imagen de quien la ejecuta, ambos nos plantean la óptica de un ser con conflictos que piensa y espera lograr una satisfacción mínima, el deseo de respuestas personales ante tanta tribulación y desencanto y en lo posible por medio de la creación. En “Sería bueno” esto se invoca como medio para conseguir el anhelo eterno y fallido de una trascendencia ante el fracaso intrínseco que a semejante tarea impone la precariedad e indiferencia humana. De cualquier modo esto se maneja como una lucha subjetiva que vale la pena pese a su resultado por el mero hecho de intentarlo, de escribir.

En el segundo texto “el rol social del poeta” la poesía se vincula a las relaciones interpersonales sólo que en vez de centrarse en el cortejo tradicional, la creación y el discurso se hacen efectivos apelando a la mujer pero desde la forma más animal que el código que hace posible nuestra comunicación, en este caso el español, permite. Las pulsiones ante esa “hembra” que se invoca y que aparece como destinataria en otros poemas del libro, tratan de desatarse y se tensionan hasta el punto máximo que el lenguaje programado, codificado, convencional da cabida pues el hablante sin duda se debate en un desboque de los sentidos y la ansiedad de oler, palpar, saborear y no poder llevar eso a una lógica, que es la razón y leitmotiv de nuestras sociedades y su estructura.

Retomando el ejemplo de George Romero, y cómo este se vale de un medio como el cine comercial para exponer sus ideas y cuestionar desde dentro, estos mismos vehículos de expresión humana y a lo que conducen: Las alfombras rojas, los estereotipos, las premiaciones y los sueldos ridículos de una estrella Hollywoodense ante la hambruna de niños, otra forma de canibalismo y zombificación de la especie. Podemos pensar como el terror que suele ser categorizado como un medio clase b y de entretención superflua sobre todo al proceder de Hollywood, sin embargo, el género en muchos casos puede tal como ocurre también con la fantasía y la ciencia ficción escapar gracias a los autores de las limitantes culturales ligadas a la industria de la enajenación y mirarse a sí mismo como lenguaje y narración y al mismo tiempo leer la realidad que lo cobija y plantear interpretaciones profundas que nada tienen que envidiar a la sociología y el estudio de la psicología de masas. De ese modo la poesía que puede ser vista como un proceder burgués y contemplativo, en los versos de Cantoral pretende desde lo tangible y comprobable en la cocina, la ducha o una transacción bursátil en el banco de turno, situarse en la preocupación global que escapa del mero referente y la expresividad narcisista del yo, mostrando como anverso del invocado orden y clausura jerárquica esperada en la urbe, la multiplicidad y polifonía fragmentaria del ser.

Si no hiciéramos otra cosa más que leer erudiciones

corregir poemas, criticar novelas, componer canciones

supongo que seríamos criaturas formidables

dignas de constar en libros residuales,

y en los registros tecnológicos de las híbridas patrañas

y en los viñedos

círculos elitistas de sabios.

García Canclini habla respecto al mismo tema, el rol del sujeto testimoniante, sus mecanismos de creación y los relatos que se cruzan abarcando lo cotidiano. El antropólogo argentino nos alumbra desde otro soporte y con otro registro en los siguientes términos:

La mancha urbana se derramó sobre un enorme territorio, en el que ya casi no existen ejes organizadores. Es evidente que la ciudad actual no puede ser narrada, descrita, ni explicada como a principios de siglo.

Y agrega dos citas respecto al mapa urbano y el recorrido que hacemos, uno tomado del cineasta Wim Wenders y el otro para graficar el flaneur (el deambular por la ciudad moderna) abordando la óptica de Julio Ramos en Desencuentros de la modernidad en América Latina. Literatura y política en el siglo XX

¿Cómo abarcar los sentidos dispersos de una gran urbe en los estudios culturales? Es, en parte, una dificultad narrativa. Así la entiende Wim Wenders cuando dice que los mapas le resultan inquietantes, sobre todo si se trata de un país o una ciudad donde nunca estuvo: considera todos los nombres y quisiera saber qué indica cada uno. "La observación de un mapa sólo se vuelve soportable si intento encontrar un camino, trazar un itinerario y de ese modo viajar por el país o la ciudad" El urbanismo nos coloca problemas semejantes, anota Wenders, a los que tienen los constructores de relatos: se trata de describir caminos y orientaciones en un universo donde de lo contrario se podrían alcanzar miles de diferentes lugares sin llegar a ninguna parte. Esa incertidumbre angustiosa ante lo múltiple desordenado se potencia en muchas ciudades latinoamericanas, crecidas sin plan y con vértigo.

Y luego ante la pregunta: ¿Qué es lo que se mira cuando se pasea por la ciudad moderna?

Ser fláneur, anota Ramos, no es sólo un modo de experimentar la ciudad. "Es, más bien, un modo de representarla, de mirarla y de contar lo visto. En la flanería el sujeto urbano, privatizado, se aproxima a la ciudad con la mirada de quien ve un objeto en exhibición. De ahí que la vitrina se convierta en un objeto emblemático para el cronista".

Relacionemos esto con la mirada de Cantoral al hablar desde el escaparate y situar al sujeto como un ente cortado por las reglas de la oferta y demanda.

El paseo en tal medida: Es una operación de consumo simbólico que integra los fragmentos en que ya se despedazaba esta metrópoli moderna. Al narrativizar los segmentos urbanos en la crónica, se construye —mediante lo que Ramos llama "la retórica del paseo" — un orden de la ciudad.

¿Es posible abarcar conjuntamente los múltiples relatos que "organizan" la ciudad de la industrialización económica y comunicacional? Pregunta García Canclini y esto nos demuestra la necesidad del poeta de situarse en la panorámica social que se arma como un entramado de relatos provenientes desde diversas fuentes.

Habría que resolver no sólo cómo articular las novelas, las crónicas periodísticas, los discursos políticos, las representaciones radiales y televisivas de la ciudad, sino lo que aún es más complejo: cómo conectar los múltiples relatos internos y externos que la atraviesan. (…) la información y los mensajes publicitarios, las telenovelas y series policiacas de los circuitos transnacionales. (…)Los relatos de la megaciudad se hacen también en los teléfonos y faxes, en la comunicación televisiva y financiera que la vincula con otros países.

En conclusión la suma de los planteamientos expuestos a la luz de la poesía de Cantoral nos deja flotando en la idea de ciudad efímera, video clip o comida rápida como anestésico y placebo para la satisfacción de la ansiedad. Esto lo grafican los versos transcritos y analizados. Por tanto la idea que emerge es un metro, aeropuerto, mall o calle principal llena de escaparates, carteles con publicidad, mucha gente yendo y regresando sin detenerse a dar la hora o sin importarle chocar con otro ser vivo en su deambular, los duty free, escaparates y miles de maniquíes que nada tienen que envidiar a los vivos que sobreviven sometidos bajo la idea de un flaneur inconsciente y ciego.

Aquel concepto decimonónico de Baudelaire, aparece en los textos de Cantoral como una dicotomía que toma la esencia del transitar sin rumbo y en la ciudad tal como Nicolás Casullo un pensador argentino conceptualiza, hablando de Baudelaire: “(…) el flaneur como una figura de la época de la metrópolis en el XIX, se refiere a aquel que flota en la ciudad, la recorre, la mira, la visita diariamente (…) Su poética tomará los temas los temas de esa nueva ciudad: la multitud, lo anónimo, lo fugaz de las visiones, la maravillosa soledad de la noche y sus extraños personajes: el trapero, el borracho, las mujeres de la tentación”.

La diferencia en Cantoral está en cómo se soluciona el concepto de flaneurismo. Por una parte en la rendición de las masas al ser paseantes y espectadores de sus vidas y en un sentido anverso más ligado a la clásica mirada del simbolista francés, al asimilar esta condición al poeta o creador tal como ya lo vimos al hablar de “Seria bueno” o “el rol social del poeta”

El creador según Cantoral, para nada queda inmune o ajeno a esta condición de enajenado social en un sistema consumista neoliberal, la variante está en que al menos alcanza a atisbar y dar a conocer gracias a su sensibilidad o percepción, ciertos destellos de oscuridad que lo apartan aunque sea de forma momentánea de la miopía del atiborramiento, la artificialidad de un sol de neón y el milagro de las comidas rápidas y salvación Express pudiendo ser de nuevo un sujeto testimoniante y comunicador y no sólo un receptáculo.

El remate del poema “Ciego filántropo” es clarificador: “me amilana con su mirada de pies a cabeza / y le pregunto ¿Quién puede vivir sin luz? / y me responde ¿Quien puede vivir con ella?”

Dentro del poemario podemos a lo largo de los veintinueve poemas que lo componen atestiguar el conflicto de sus hablantes y a través de estos al creador y su nexo con la realidad que lo compromete y lo vincula. Él se sabe parte de un sistema, un lugar de carácter distópico, un no-lugar diverso al que Moro y los contractualcitas pudieron proyectar en su soñada coherencia y racionalidad. En este sitio, en abierto estado de sitio y control de las mentes y cuerpos, la máxima realización del hombre descansa en todas las facetas que podamos proyectar gracias al marketing y el tan prometido éxito con slogan incluido: Transar, diseccionar y poner a la orden de las distribuidoras y empresas, convicciones, células y deseos.

Por eso se repite esa condición transada de sus voces y referentes que marcan el tono del poemario, vemos a un ser transido en sus deseos, fisurado en su materialidad y ajeno o distante a los grandes relatos, sumido en el descreimiento de todos los grandes postulados y épicas románticas y locales. Las grandes luchas ya no son en pos de un estado, una comarca o por lo que se entendía como la noble causa de la soberanía ante un invasor. Tal como dice en el poema “protocolo” la colonización huele a perfume y tiene un soundtrack aparejado, es una pasarela al uso y los espectadores aplauden o esperan su destino como simples objetos o consumidores a crédito.

Es ahí donde entra “Escena”, el poema más largo del texto que pone en movimiento todo lo enunciado dando urgencia al rol de la palabra que lucha contra el tiempo y el espacio. Nuestro tiempo y espacio codificado bajo los mecanismos que hemos conceptualizado y puesto en vitrina para su consumo.

Abatido por la depresión / no te digo que es canción / sino poema / que no rima / porque requiere mucha cabeza / y mucho tiempo / y ya no hay tiempo que perder / porque la vida esta detrás de una pantalla de agua / en una cama de agua / en una piscina sin agua / en un país como este / donde no hay historia /y sin embargo hay mucho pasado / y presente y mucha mortandad de frente / pero no futuro, porque es muy duro / saber que no hay cafeína / ni químicos suficientes en la tabla / ni leyes naturales comprobables / para ser, renacer y hacernos.

La incesante lucha de ser y tener una identidad, un pensamiento en un siglo en que nos tratan como consumidores de última generación pero ciudadanos del siglo XVIII por ende el juego de existir parece un azar a combatir y que tal como dice el poeta… Sería bueno… al igual que en una partida pudiéramos regresar del cementerio / a seguir luchando / sería bueno vivir en el azar de la estrategia.

La estrategia de la palabra del poeta Cantoral que no duerme ni reposa reificado como token de cambio en un anaquel.

Autor: Daniel Rojas Pachas

Chile-2010.







sábado, 17 de abril de 2010

El Colectivo imaginario Nueva Nortinidad

22:28


La Nueva Nortinidad o NN, es como dice Juan Luis Castillo, escritor, un colectivo imaginario pues no tiene límites territoriales seguros. Lo decía Daniel Rojas Pachas, poeta ariqueño y gestor de la revista virtual Cinosargo, puede ser una parte de Perú hasta acá, pero no está claro. La NN se centra en un eje imaginario cuyas coordenadas son las letras. A pesar de haber temas y un contexto que los define, no hay restricción.
La NN surgió el año pasado, tras la participación de Antofagasta en la Feria del Libro de Santiago, por un grupo de escritores locales que no se sintieron representados ni convencidos por la manera como se representó a Antofagasta en esa actividad.

El objetivo de este grupo de escritores es poner en el debate ciudadano y rescatar a través del arte en su globalidad, temas que cruzan a las ciudades del norte y de los cuales en muchos casos no han sido descifrados por la flojera del prejuicio, como: nacionalismo e inmigración, el diario vivir en una población periférica, el mundo de las shoperías o la nueva clase media aspiracional.

Sin desconocer la raíz minera de la identidad nortina cuyo imaginario lo han y siguen desplegando reconocidos escritores y artistas plástico, falta filtrar esta nueva realidad que puede ser sucia, incómoda o incluso no estética, pero está ahí, evidente y palpable.

En la concreto la NN prepara una serie de actividades. La primera será el próximo sábado en el balneario municipal, y consistirá lanzar al mar de manera simbólica barcos de papel confeccionados con poemas y cuentos. Según explica Kamila López, esto de echar a navegar los poemas significa desprenderse de textos y por consiguiente renovarse.

En la agenda de este año también destaca un ciclo de cine en shoperías, denominado “Cineshop”, donde en algunas shoperías se pasarán películas como por ejemplo, los “Spaghetti Western” de Sergio Leone. A futuro también se pretende exponer arte en las shoperías.

Otra actividad que está siendo coordinada a través de la DGE de la UCN, es la venida en julio de cuatro escritores de editoriales independientes de Santiago. Los escritores confirmados son: Diego Zúñiga (novela Camanchaca), Maori Pérez (novela Diagonales), Gonzalo León (editor de la Calabaza del Diablo y columnista de La Nación de Domingo) y Roberto Contreras (editorial Lanzallamas).

A lo anterior se suman talleres de poesías y cuentos, que desarrollan todos los fines de semana los poetas Alvaro López y Eduardo Farías. La NN también está en Facebook donde mantiene alrededor de 50 adherentes.

viernes, 16 de abril de 2010

LAS NUEVAS DICTADURAS SERÁN MÁS MEDIÁTICAS QUE POLÍTICAS

20:34

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LAS NUEVAS DICTADURAS SERÁN MÁS MEDIÁTICAS QUE POLÍTICAS

Umberto Eco


Recientemente celebré mi cumpleaños, y con mis allegados, que habían acudido a felicitarme, volví a evocar el día de mi nacimiento. Si bien estoy dotado de excelente memoria, aquel momento no lo recuerdo, pero he podido reconstruirlo a través del relato que de él me hicieron mis padres. Al parecer, cuando el ginecólogo me extrajo del vientre de mi madre, una vez hechas todas las cosas que requieren tales casos, y presentándole el admirable resultado de sus contracciones, exclamó: "¡Mire qué ojos, parece el Duce!". Mi familia no era fascista, al igual que no era antifascista -como la mayor parte de la pequeña burguesía italiana, tomaba la dictadura como un hecho meteorológico: si llueve, se toma el paraguas-, pero para un padre y para una madre, oír decir que el recién nacido tenía los ojos del Duce suponía indudablemente una bonita emoción.

Ahora, cuando los años me han hecho más escéptico, me inclino a pensar que aquel buen ginecólogo decía lo mismo a cualquier madre y a cualquier padre -y mirándome al espejo, me descubro más bien parecido a un grizzly que al Duce, pero eso poco importa-. Mis padres fueron felices al saber mi semejanza con el Duce.

Me pregunto qué podría decir un ginecólogo adulador de hoy a una puérpera. ¿Que el producto de su gestación se parece a Berlusconi? La sumiría en un preocupante estado depresivo.

Cada época tiene sus mitos. La época en la que nací tenía como mito al Hombre de Estado; esta en la que se nace hoy tiene como mito al Hombre de Televisión. Con la consabida ceguera de la cultura de izquierdas, la afirmación de Berlusconi de que los periódicos no los lee nadie mientras que todos ven la televisión se ha entendido como una más de sus metidas de pata. No lo era, era un acto de arrogancia, pero no una estupidez. Reuniendo todas las tiradas de los periódicos italianos se alcanza una cifra bastante risible si se la compara con la de quienes sólo ven la televisión. Calculando, además, que sólo una parte de la prensa italiana mantiene aún una actitud crítica ante el gobierno actual, y que toda la televisión, la RAI más Mediaset, se ha convertido en la voz del poder, no cabe duda de que Berlusconi tiene toda la razón: el problema es controlar la televisión, y que los periódicos digan lo que les venga en gana.

He arrancado de estas premisas para sugerir que, en nuestro tiempo, si dictadura ha de haber, será una dictadura mediática y no política. Hace casi cincuenta años que se viene diciendo que en el mundo contemporáneo, salvo algunos remotos países del Tercer Mundo, para dar un golpe de Estado ha dejado de ser necesario formar los tanques, basta con ocupar las estaciones radiotelevisivas (el último en no haberse enterado es Bush, líder tercermundista que ha llegado por error a gobernar un país con un alto grado de desarrollo). Ahora el teorema ha quedado demostrado.

Por lo tanto, es una equivocación decir que no puede hablarse de "régimen" berlusconiano, puesto que la palabra "régimen" evoca el régimen fascista, y el régimen en el que vivimos carece de las características de las dos décadas de dominio mussoliniano. Un régimen es una forma de gobierno no necesariamente fascista. El fascismo obligaba a los chicos (y a los adultos) a ponerse un uniforme, acabó con la libertad de prensa y enviaba a los disidentes al confinamiento. El régimen mediático de Berlusconi no es tan anticuado. Sabe que el consenso se logra controlando los medios de información más difundidos. Por lo demás, no cuesta nada permitir que disientan muchos periódicos (hasta que no puedan ser adquiridos).

La diferencia entre un régimen "al estilo fascista" y un régimen mediático es que en un régimen al estilo fascista la gente sabía que los periódicos y la radio no comunicaban más que circulares oficiales, y que no podía escucharse Radio Londres, bajo pena de cárcel. En un régimen mediático donde, pongamos, sólo el diez por ciento de la población tiene acceso a la prensa de oposición y el resto recibe las noticias a través de una televisión bajo control, si por un lado está extendido el convencimiento de que se acepta el disenso ("hay periódicos que hablan contra el gobierno, prueba de ello es que Berlusconi se queja siempre al respecto, por lo tanto existe libertad"), por otro el efecto de realismo de la noticia televisiva hace que se sepa y se crea sólo aquello que dice la televisión.

La apariencia de decirlo todo

Una televisión controlada por el poder no debe necesariamente censurar las noticias. Naturalmente, por parte de los esclavos del poder no faltan tampoco tentativas de censura, como una muy reciente por la que se juzgó inadmisible que en un programa televisivo se pudiera hablar mal del jefe del gobierno (olvidando que en un régimen democrático se puede y se debe hablar mal del jefe del gobierno; en caso contrario, nos hallamos en un régimen dictatorial). Pero se trata sólo de los casos más visibles. El problema es que se puede instaurar un régimen mediático en positivo, con la apariencia de decirlo todo. Basta saber cómo decirlo.

Si ninguna televisión dijera lo que piensa Fassino [N. de la R.: líder de la oposición] acerca de la ley tal de cual, entre los espectadores nacería la sospecha de que la televisión oculta algo, porque se sabe que en alguna parte hay una oposición.

La televisión de un régimen mediático usa en cambio ese artificio retórico que se llama "concesión". Pongamos un ejemplo. Acerca de la conveniencia de tener un perro hay aproximadamente cincuenta razones a favor y cincuenta en contra. Las razones a favor son que el perro es el mejor amigo del hombre, que puede ladrar si entran ladrones, que es adorado por los niños. Las razones en contra son que hay que sacarlo cada día para que haga sus necesidades, que nos cuesta dinero en alimentos y veterinario, que es difícil llevárselo de viaje y otras cosas.

Admitiendo que queremos hablar a favor de los perros, el artificio de la concesión podría ser así: "Es cierto que los perros cuestan, que representan una esclavitud, que no se los puede llevar de viaje, pero es necesario recordar que son una estupenda compañía, que los niños los adoran, que se muestran vigilantes contra los ladrones". Contra los perros podría concederse que son una compañía deliciosa, adorados por los niños, que nos defienden de los ladrones, pero a continuación seguiría la argumentación opuesta: que son una esclavitud, una fuente de gastos, un engorro para los viajes.

La televisión actúa de esta forma. Si se discute una ley, se enuncia ésta en primer lugar, después se da la palabra de inmediato a la oposición, con todas sus argumentaciones. A continuación aparecen los partidarios del gobierno que objetan las objeciones. El resultado persuasivo se da por descontado: tiene razón quien habla el último. Si se siguen con atención todos los noticieros, podrá verse que la estrategia es ésa: en ningún caso tras la enunciación del proyecto aparecen primero los partidarios del gobierno y después las objeciones de la oposición. Siempre ocurre lo contrario.

A un régimen mediático no le hace falta meter en la cárcel a sus opositores. Los reduce al silencio, más que con la censura, dejando oír sus razones en primer lugar. ¿Cómo se reacciona, pues, ante un régimen mediático, ya que para reaccionar sería necesario tener ese acceso a los medios de información que el régimen mediático controla?

Hasta que la oposición, en Italia, no sepa hallar una solución a este problema y continúe recreándose en diferencias internas Berlusconi será el vencedor, nos guste o no.


miércoles, 14 de abril de 2010

CINOSARGO: PRIMER ENCUENTRO DE CONVERSACIÓN EN TORNO AL LIBRO E.C.E.L. 2010

2:22

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PRIMER ENCUENTRO DE CONVERSACIÓN EN TORNO AL LIBRO E.C.E.L. 2010

PROGRAMA DE LA ACTIVIDAD CON MOTIVO DEL DÍA DEL LIBRO.


FECHA: SÁBADO 24 DE ABRIL DE 2010

LUGAR: UNIVERSIDADSANTO TOMÁS SEDE DE 18 DE SEPTIEMBRE

HORA INICIO: 09:00 HORAS

HORA TÉRMINO: 19:30 HORAS

ORGANIZAN:

CONSEJO REGIONAL DE LA CULTURA Y LAS ARTES – ARICA Y PARINACOTA.

REVISTA Y EDICIONES CINOSARGO.

GRUPO LITERARIO MÁS ALLÁ DE LAS LETRAS.

APOYA:

UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS

RESPONSABLES:

DANIEL ROJAS PACHAS (Director Revista electrónica Cinosargo)

EDUARDO A. IGNACIO OPAZO (Director Grupo Literario M.A.L.)








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Cinosargo es un proyecto multimedia transfronterizo que abarca la difusión digital del arte a través de su revista, y la producción y distribución del libro impreso gracias a la editorial y la organización de Ferias, Festivales y Congresos




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