martes, 1 de abril de 2008

Revistas Literarias: Tebaida y Extramuros.

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En esta oportunidad, semblanzas profundas busca hacer un recorrido pretérito por la producción poética y literaria del norte grande, con especial atención, a la gestada en nuestra región (Arica y Parinacota) a través de revistas y publicaciones comprendidas entre las décadas del sesenta y ochenta, con un marcado quiebre, producto del golpe militar. Las más emblemáticas, Tebaida y Extramuros; que con el tiempo se han convertido en un referente de culto, no sólo por su calidad textual y estética, sino también por lo complejo que es para los lectores e investigadores, conseguir información de ellas, sus protagonistas y las publicaciones físicamente.

Un arduo trabajo de recolección de los retazos históricos de nuestra poética nortina, me llevó a recorrer bibliotecas, tanto edificios de concreto como espacios virtuales, realizar entrevistas a gente vinculada académicamente a los gestores, y realizar fértiles diálogos con escritores locales que participaron y desfilaron por las páginas de estas cruzadas, que buscaron ante todo, soslayar el centralismo y la disgregación literaria del país, promoviendo lazos interculturales de amistad y talento, capaces de romper barreras locales e internacionales en pos de un sueño, el amor por las letras.

Pese al marcado sino trágico de toda publicación cultural, el financiamiento y la difusión, gracias a su presencia somos conocedores preferenciales del contexto y esplendor creativo, marcado en el caso de Tebaida, por el altruismo filosófico y la férrea amistad cual motor, para dar paso a un legado que hizo frente al llamado “apagón cultural” con vísceras y coraje. Extramuros fue capaz de crucificarse y sin miedo gritar que la sensibilidad lírica no puede taparse con un dedo. De forma tal que destallan en sus versos y párrafos, los primeros pasos de poetas y narradores, que más adelante brillarían independientes, por su oficio y obra.

Tebaida – Chile-Poesía.

En la década de los sesenta, se formula un movimiento nacional poético que confabula a favor de la creación, el crítico literario Iván Carrasco en su publicación Tendencias de la poesía chilena del siglo XX, señala “que los poetas al incorporarse en dispares condiciones a una escena literaria reconocida y admirada por su calidad, se enfrentan a figuras vigentes incluso vivas, a una crítica variada y a una investigación académica rigurosa” por ende surge un proceso heterogéneo, de gran riqueza poética que se tradujo en la organización de grupos literarios que tomaron contacto con sectores poblacionales y estudiantiles, con quienes compartieron su arte y conciencia de la situación contingente del país mediante recitales y diálogos con difusión primordial, a través de revistas literarias apoyadas por las universidades.

En puntos estratégicos, ciudades universitarias, surgen revistas especializadas que podríamos llamar hermanas, por la cercanía en sus génesis y la comunicación postrera que sostuvieron. Entre ellas se destacan TRILCE de Valdivia, que al alero de la Universidad Austral, tiene por fundadores en el año 63 a los poetas Omar Lara y Carlos Cortínez, ARÚSPICE de Concepción que permitió a escritores según el mismo Lara, desarrollar sus carreras literarias sin abandonar el hogar. En Santiago estuvo ORFEO, a cargo del poeta lárico Jorge Teillier y su amigo Jorge Vélez. Fundada en 1963, ORFEO tuvo un espíritu pluralista que buscaba estar al alcance de todo el mundo y desde luego, no hay que olvidar a nuestra atalaya del desierto “TEBAIDA de Arica”.

Con el apoyo de la Universidad de Chile con sede en la ciudad, se dio inicio a esta empresa fundada por un grupo de amigos encabezados por la calidad humana y profesional de Alicia Galaz Vivar , su legado incluye no sólo poesía sino estudios a nivel internacional. En la Universidad de Tarapacá hay excelentes tesis que fueron supervisadas por ella y una antología de Góngora, bibliografía indispensable incluso en España. Esta académica universitaria, abocada al área de literatura y autora de “Jaula Gruesa para el Animal Hembra" junto a su pareja Oliver Welden, poeta radicado hoy en Europa y ganador del premio nacional "Luís Tello" con su obra "Perro del amor", encargado en esa entonces del área de extensión de la casa de estudios fronteriza, dieron en la capital, las primeras pinceladas al proyecto, los acompañaba el “tipógrafo huraño” Miguel Morales Fuentes"" poeta que reside actualmente en Antofagasta. El nombre propuesto a la revista, hacia referencia a la antigua Tebas y buscaba ser una fortaleza de amistad, cuyo principal vehiculo era la poesía.

La idea no pudo concretarse en Santiago pero avanzo hacia el norte haciendo una escala en Antofagasta donde su sumaron grandes figuras del arte nacional, Don Andrés Sabella (autor de la novela Norte Grande), Luís Moreno Pozo, Guillermo Ross-Murray, Mario Bahamonde (autor de la Antología de la Poesía nortina) y el poeta visual Guillermo Deisler , completísimo artista y xilógrafo que estaría a cargo de ilustrar todas los números y completar el panorama creativo con sus publicaciones independientes, tituladas Ediciones Mimbre, las cuales fueron un trampolín de intercambio para muchos escritores de ese tiempo, difundidos a lo largo y ancho del continente. No hay que olvidar al Relacionador Público del grupo Victor Bianchi Gundián, trágicamente desaparecido en un accidente automovilístico y al cual dedicarían el primer número.

Editada por primera vez en 1968, Tebaida llega a Arica de la mano de esta legión de talentos. La profesora Alicia Galaz y su equipo son una red nortina con proyecciones australes y encuentran en este primaveral paraje al destacado escritor José Martínez Fernández cuya trayectoria habla por si misma, publica actualmente “Palabra escrita” y oficia como corresponsal del Morrocotudo. También se les une en la ciudad un joven creador, que en palabras de Arturo Volantines solía vestir de negro, escuchar más que hablar y poseer una fuerza interior y una poética aún por descubrir, Ariel Santibáñez . El trágico destino de este talento recuerda lo ocurrido con otros poetas latinoamericanos, el peruano Javier Heraud y el Salvadoreño Roque Dalton. Reunido el núcleo central, sus reuniones se llevan a cabo en lo que es hoy el campus Velásquez y desde el primer ejemplar, se conceptualiza y manifiesta la intención y espíritu que regirá a Tebaida en los nueve números que alcanzaron a publicar, los últimos, por la importante casa editora Nascimiento . Quedaron sin embargo en el tintero, casi listos, el décimo y onceavo, abortados por la ruptura constitucional y posterior dictadura.

Dentro de los logros de la publicación antes de su desintegración y diáspora, se cuentan giras por América, encuentros en Arica, con poetas Peruanos como Carlos Germán Belli, Alejandro Romualdo, Washington Delgado y Winston Orrillo, intercambios y diálogos con otras revistas de Chile y el mundo, lo cual conlleva la traducción de poetas norteamericanos como Hugh Fox y el francés Robert Guyon y la presencia de muchos autores destacados de nuestras letras nortinas, como Luís Araya Novoa, Alberto Carrizo, Héctor Cordero y a los que integran la llamada generación del sesenta, Gonzalo Millán, Waldo Rojas, Omar Lara, Oscar Hahn autor de esta Rosa Negra, también académico de la universidad de Chile, sede Arica hoy radicado en Norteamérica. Además, se presentan en sus páginas hitos de la poética nacional como la respuesta polémica de Gonzalo Rojas, a Nicanor Parra “Gracias y desgracias del antipoeta”,

Extramuros –Revista internacional de poesía.

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Durante la dictadura, estos grupos que surgieron y llevaron a cabo su actividad en ciudades universitarias, amparados por dichas instituciones, permitieron a los poetas nuevos, espacios públicos extendiendo el atiborrado canon de la poesía chilena más allá de los límites del feudo Santiaguino. Cumplieron una labor fundacional y dieron aires nuevos a la poesía Chilena. La pregunta que corresponde es ¿Qué pasó con esos grupos tras el 11 de septiembre de 1973?


El golpe de estado provocó dos cambios sustantivos en el panorama creativo, primeramente, se habló de «apagón cultural» producto de la represión, la censura y el control de la actividad de artistas y pensadores lo cual se maxificó, debido a la bifurcación de nuestras letras. Se señala una «poesía del exilio exterior» escrita por autores y militantes políticos expulsados de Chile y acogidos o apoyados en el extranjero, frente a una poesía de contingencia orientada a la resistencia dentro del país, llamada también «poesía del exilio interior» por la particular condición de vida de sus autores, contexto de producción y ámbito cultural e ideológico reducido.

En este panorama de disgregación, surge diez años después del fin de Tebaida, estamos hablando de los primeros años de la década de los ochenta, una nueva revista literaria en nuestra ciudad. La publicación, Extramuros revista internacional de poesía , es una voz que contradice y se opone con fuerza a esa idea de silencio cultural. En ella se presentan autores del norte que integraron la desaparecida atalaya del desierto, los más jóvenes de Tebaida, serán los primeros de la generación siguiente: José Martínez Fernández y Héctor Cordero. Junto a ellos, nuevos valores comienzan a destacarse siendo hoy prominentes figuras nacionales. Componen esta promoción la de los ochenta, Mayo Muñoz (autor de poetas en dictadura) Arturo Volantines (gran impulsor de la labor creativa del norte, autor de "Lo que la tierra echa a volar en pájaros" y ganador de numerosos premios literarios), Guillermo Ross Murray (Iquique) Florencio Faundez, Toño Cadima, Walter Rojas, Ivan Villalobos, Priscilla Marikovic y los escritores Jorge Paniagua y Ramón Seguel Vorpahl encargados de la parte narrativa y la crítica literaria.

Además de la poesía de estos escritores emergentes, hoy consagrados, hay reseñas a la carrera de indispensables poetas nacionales como Pablo de Rokha y la novelista Isabel Allende, que daba sus primeros pasos con la casa de los siete espejos (1975) y La casa de los espíritus (1982) Se presentan revisiones a clásicos como Oscar Wilde y las ilustraciones de portadas estuvieron a cargo de Doris Seura y Mayo Muñoz. Extramuros alcanzó un periodo de publicación de tres años aproximadamente, logrando diez números.

El poeta Carlos Amador Marchant nacido en Iquique y autor de los libros poéticos “Pisando Tierra” 1977; y “Galpón de Redes Marinas 1979 (Premio Nacional de poesía Universidad del Norte de Antofagasta) fue quien presidio a este grupo y oficiaba como coordinador de la obra de difusión poética. CAM Publica también por esos años, gracias a la editorial de la Universidad de Tarapacá "Después de mi Casa” La misma institución será la dirección postal de la revista. Extramuros sostendrá en su periodo de vida, conversaciones epistolares, de apoyo y colaboración, con más de trescientas revistas y autores de todo Chile y el mundo (España, Argentina, Venezuela, México y Francia). Marchant y sus amigos poetas llevaron esta labor de forma desinteresada con el afán primordial de no dejar morir el arte y las letras en la puerta norte de nuestro país, muchas veces a costo de su propia seguridad y sin miedo a dar la cara.

Considero luego de esta ardua revisión, en mi calidad de profesor de Literatura, escritor e investigador literario afincado en Arica, que es indispensable apoyar y fomentar estudios y proyectos que pongan especial atención a nuestro contexto de producción presente y pasado. Estudios y publicaciones, abocadas a la forja de una identidad cultural y social sin escamoteos y perspectivas centralizadas que ignoran la labor pretérita y actual pues tal como demuestran los hechos, la presencia de revistas y grupos como Tebaida y Extramuros, continua vigente a través de los autores de este periodo (Marchant, Morales Fuentes, Martínez Fernández, Volantines) hoy consagrados alrededor de Chile y el mundo y muchos con fuerte presencia cultural en Arica, tal es el caso de colectivos fecundos como Rapsodas Fundacionales , SECh Arica , M.A.L y los que operan de forma independiente y en proceso de maduración, tal es el interés de quien les habla y su grupo Clepsidra . Como autor joven y a cargo de talleres y publicaciones literarias, me sumo con humildad a muchos más que siguen escribiendo la historia literaria de esta parte de Chile y el mundo.

Autor: Daniel Rojas Pachas.

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